Anastacio Ruiz, más conocido como "Mulato", un hombre de familia, productor modelo

El día 12 de junio del 2013 despedimos a un criollo de ley, a quien con gran cariño llamábamos "Mulato". El señor Anastacio Ruiz de El Quebracho recibió el llamado de Dios y nos dejó el recuerdo de la hermosa persona que fue, sus historias y experiencias.

Desde la Cartera Productiva y Ambiental, el ministro de la Producción y Ambiente, doctor Raúl Quintana, hace un reconocimiento a un hombre de familia, gran persona, productor ganadero modelo, quien se destacó siempre por ser humilde, sencillo, desinteresado y por sobre todas las cosas un aventurero. Sin miedo a los desafíos, se animo a recibir búfalos en nombre de su Asociación y a pesar de los comentarios en contra y del miedo a lo desconocido, los aceptó y con paciencia y amor, los amansó. Conquistó los corazones de esos animales así como los de muchas personas que lo conocimos.
Un productor ejemplar que no se guardó ninguna receta, compartió sus historias con los grandes bufaleros en la imponente Capital Federal, sus experiencias con los alumnos de la UNaF -Universidad Nacional de Formosa- y sus anécdotas con los técnicos del Ministerio de la Producción y Ambiente.

Durante mucho tiempo fue presidente de la Asociación de pequeños productores de El Quebracho cumpliendo un rol muy importante desde sus inicios. Puso mucho esfuerzo para la construcción y puesta en funcionamiento de la Fábrica de Charque.

Fue el representante de los criollos en la localidad, en permanente dialogo con los caciques Crescencio Martínez y Adonías Gómez. Tomo decisiones importantes en el Gobierno local. También estuvo en la cooperadora escolar como uno de los miembros más activos y colaboradores.

Anastacio Ruíz nació el 2 de agosto de 1945, en el paraje Poso del Toro Departamento Bermejo, se desarrolló emocional y profesionalmente en el Oeste provincial.

"Anastacio fue un productor ganadero muy trabajador"

"Cuando mozo fue uno de los mejores bailarines de folclore en la zona, verlo en las fiestas muy especiales lo hacía, logrando el caluroso aplauso de los presentes. Era un deleite verlo bailar una zamba o una chacarera. Lo recuerda el profesor Juan Carlos Lavaqué, agregando "fue un creyente de la palabra del Señor, a quien recordaba permanentemente. Que Dios lo tenga en la gloria".

Una persona inolvidable.