Tal como lo anunció el gobernador Insfrán, se encuentra en su proceso administrativo final la ejecución de 66 viviendas en dicha comunidad.
Tal como lo anunció el gobernador Gildo Insfrán a principios de junio último al presidir el acto de refundación de la comunidad de Misión Pozo Yacaré, se encuentra en su proceso administrativo final la ejecución de 66 viviendas en dicha comunidad.
Es que se acaba de cumplir en la sede del Instituto Provincial de la Vivienda, el acto de apertura de ofertas de empresas interesadas en llevar adelante esta obra que demandará una inversión del orden de los 2.5 millones de pesos.
En poco tiempo más y de acuerdo al proyecto de urbanización, este sitio poblado por aborígenes Wichí, contará con toda la infraestructura para sus habitantes y para que funcione el destacamento policial, la iglesia, sala de primeros auxilios, además de las calles demarcadas, plaza, dado que ya disponen de una escuela y también sede del Registro Civil, además de equipos para la provisión de agua potable, entre otros servicios básicos.
El Arquitecto Sergio Giménez en su carácter de titular del IPV informó que la institución que conduce, “como actor partícipe de este emprendimiento llevó a cabo la apertura de la licitación pública Nª 07/05 por la cual se procederá a la construcción de las primeras 66 viviendas que formarán parte de la trama urbana del nuevo pueblo”.
La misma se llevó a cabo en la sede del organismo, y tomaron parte del acto los directores de Estudio y Proyectos, Arnaldo González, la de Planificación Financiera, Marta Frutos, el de Recupero, Manuel Jesús Arroyo, de Catastro y Titularización, Gustavo Nissen y el jefe de Licitaciones y Compras, Librado Oviedo, todos ellos por el IPV, además del Escribano Mayor de Gobierno Héctor Gallardo .
Se explicó que este conjunto habitacional se realizará en el Marco del Programa Federal Solidaridad Habitacional – Subprograma de Mejoramiento del Hábitat para Comunidades Aborígenes.
“Esto cobra especial significación ya que implica el cumplimiento de la palabra empeñada por el doctor Gildo Insfrán, tratando de esta manera de disminuir la inequidad entre los formoseños”, digo Giménez.
Hay que recordar que un 14 de noviembre de 1997 a las 14 horas aproximadamente toda la infraestructura del pueblo terminó de desaparecer bajo las aguas del río Bermejo, por fortuna sus moradores que se reubicaron un poco más allá de su original asentamiento -que databa del año 1939- no sufrieron percance alguno. Pero como este lugar que pasaron a poblar a la vera del errático curso también representaba sus riesgos, es que por recomendación de los técnicos se dispuso trasladarlo a unos 19 kilómetros de allí, que es donde justamente en la víspera se produjo su refundación, tras no pocas discusiones por hacer entender a los lugareños la necesidad de que permanecer cerca del bravo río era inseguro.
El nuevo pueblo se encuentra ubicado sobre una superficie mayor al anterior, ya que dispone de una extensión de 3374 hectáreas dentro del departamento Matacos.
Se tuvo que conversar mucho con los lugareños que pretendían ubicarse cerca del río, y las recomendaciones de los técnicos era que se trataba de un sitio peligroso, dado que todos los estudios hechos indicaban que en poco tiempo también iba desaparecer ese asentamiento, por lo que donde se decidió es el sitio más apropiado para su seguridad.
El propio gobernador les anunció a los pobladores sobre la ejecución de este conjunto de viviendas, además de iglesia, el destacamento policial, sala de primeros auxilios y se ejecutarán las demarcaciones catastrales para que cuenten con un pueblo correctamente urbanizado, subrayando que “se trata de cúmulo de obras necesarias para que ustedes tengan un pueblo digno, como se merecen”.
También y dado que los aborígenes sienten la imperiosa necesidad de estar cerca del río Bermejo, que es una fuente importante para su supervivencia
es que se tomó la decisión de proveer a cada jefe de familia de un medio de movilidad, para que por ejemplo puedan ir a pescar cuando quieran.
Es que se acaba de cumplir en la sede del Instituto Provincial de la Vivienda, el acto de apertura de ofertas de empresas interesadas en llevar adelante esta obra que demandará una inversión del orden de los 2.5 millones de pesos.
En poco tiempo más y de acuerdo al proyecto de urbanización, este sitio poblado por aborígenes Wichí, contará con toda la infraestructura para sus habitantes y para que funcione el destacamento policial, la iglesia, sala de primeros auxilios, además de las calles demarcadas, plaza, dado que ya disponen de una escuela y también sede del Registro Civil, además de equipos para la provisión de agua potable, entre otros servicios básicos.
El Arquitecto Sergio Giménez en su carácter de titular del IPV informó que la institución que conduce, “como actor partícipe de este emprendimiento llevó a cabo la apertura de la licitación pública Nª 07/05 por la cual se procederá a la construcción de las primeras 66 viviendas que formarán parte de la trama urbana del nuevo pueblo”.
La misma se llevó a cabo en la sede del organismo, y tomaron parte del acto los directores de Estudio y Proyectos, Arnaldo González, la de Planificación Financiera, Marta Frutos, el de Recupero, Manuel Jesús Arroyo, de Catastro y Titularización, Gustavo Nissen y el jefe de Licitaciones y Compras, Librado Oviedo, todos ellos por el IPV, además del Escribano Mayor de Gobierno Héctor Gallardo .
Se explicó que este conjunto habitacional se realizará en el Marco del Programa Federal Solidaridad Habitacional – Subprograma de Mejoramiento del Hábitat para Comunidades Aborígenes.
“Esto cobra especial significación ya que implica el cumplimiento de la palabra empeñada por el doctor Gildo Insfrán, tratando de esta manera de disminuir la inequidad entre los formoseños”, digo Giménez.
Hay que recordar que un 14 de noviembre de 1997 a las 14 horas aproximadamente toda la infraestructura del pueblo terminó de desaparecer bajo las aguas del río Bermejo, por fortuna sus moradores que se reubicaron un poco más allá de su original asentamiento -que databa del año 1939- no sufrieron percance alguno. Pero como este lugar que pasaron a poblar a la vera del errático curso también representaba sus riesgos, es que por recomendación de los técnicos se dispuso trasladarlo a unos 19 kilómetros de allí, que es donde justamente en la víspera se produjo su refundación, tras no pocas discusiones por hacer entender a los lugareños la necesidad de que permanecer cerca del bravo río era inseguro.
El nuevo pueblo se encuentra ubicado sobre una superficie mayor al anterior, ya que dispone de una extensión de 3374 hectáreas dentro del departamento Matacos.
Se tuvo que conversar mucho con los lugareños que pretendían ubicarse cerca del río, y las recomendaciones de los técnicos era que se trataba de un sitio peligroso, dado que todos los estudios hechos indicaban que en poco tiempo también iba desaparecer ese asentamiento, por lo que donde se decidió es el sitio más apropiado para su seguridad.
El propio gobernador les anunció a los pobladores sobre la ejecución de este conjunto de viviendas, además de iglesia, el destacamento policial, sala de primeros auxilios y se ejecutarán las demarcaciones catastrales para que cuenten con un pueblo correctamente urbanizado, subrayando que “se trata de cúmulo de obras necesarias para que ustedes tengan un pueblo digno, como se merecen”.
También y dado que los aborígenes sienten la imperiosa necesidad de estar cerca del río Bermejo, que es una fuente importante para su supervivencia
es que se tomó la decisión de proveer a cada jefe de familia de un medio de movilidad, para que por ejemplo puedan ir a pescar cuando quieran.