Innovadores procesos productivos se aprecian en comunidades aborígenes y criollas del oeste.

Hasta las tradicionales artesanías han sido mejoradas en sus tipos de confecciones y combinación de colores, por lo que están siendo asesorados a fin de que puedan lograr una escala productiva interesante y también ser acompañados en procesos de promoción y comercialización a otros mercados.

Plantaciones de una creciente variedad de hortalizas en los llamados "cercos" que son huertas a una escala de entre media y una hectárea, el agregado de valor a carnes de animales silvestres, la fabricación de muebles, aglomerados y hasta papel de la madera de una especie arbustiva que se la creía una plaga, son algunas de los muchos e innovadores procesos productivos en desarrollo en el extremo oeste formoseño.
Y el hecho de estar dándose en una zona agreste donde la naturaleza no favorece mucho, le da doble valor a este contexto, que está produciendo toda una "verdadera transformación" en esa región. "Si a Formosa la consideraban inviable, imagínese lo que decían del oeste donde se daban los peores indicadores sociales del país. Pero es el pasado, lo que está ocurriendo en los últimos años a partir de una política de favorecer a las zonas más postergadas en un marco de justa equidad que se produjo con la gestión Gildo Insfrán, hizo posible que el tórrido desierto vaya transformándose para bien de las familias aborígenes y criollas", expone un entusiasmado Roberto Vizcaíno, que además de su condición de legislador, llegó a vivir a esa zona hace mas de 35 años.
"Los enormes avances, que no se detienen, sino por el contrario pareciera cobrar cada vez mayor fuerza en todos los departamentos del oeste, conforman un contexto emblemático de las mejoras en las condiciones de vida y la plena inclusión de los que allí viven, sobre todo de los pueblos aborígenes y criollos", sostiene.
Por ejemplo, desde el Instituto de Comunidades Aborígenes, Francisco Ruiz, uno de los responsables de llevar a terreno el plan de distribución de semillas, insumos y capacitación, expone que "sorprende ver cuánto ha crecido la producción de hortalizas y otras especies, pasando de pequeñas huertas familiares a los que llaman "cerco" que tienen entre media y una hectárea".
Expone que "no solamente está en alza la producción de verduras, sino de variedades de zapallos, maíz, sandia y tomate, entre otros", para subrayar que "esto no solamente les significa mejores ingresos, sino que está produciendo un habito favorable en lo alimenticio al incorporar vegetales a los platos".
Indicó que "son más de 85 cercos en todo el departamento Ramón Lista en plena producción, quienes incluso han incorporados sistemas de riego por goteo. Ya no se tratan de huertas familiares, se elevó la escala productiva y ahora se ingresó a una creciente etapa de comercialización", aludiendo que desde el gobierno a través del ICA se les provee semillas, herramientas y otros insumos, incluso capacitación, además de orientarlos para el proceso de venta y así puedan obtener la mejor rentabilidad.
Guillermo Fernández, que tiene su cerco en la zona de El Potrillo mientras cosechaba algunos vegetales, comentó que está aplicando mucho de lo aprendido en el colegio secundario, y que la actividad que antes se reducía al consumo familiar, ahora le permite ser su actividad laboral única con la cual vive con su familia. Mientras cosechaba algunos vegetales, mira con optimismo los días por venir señalando que "tengo pensado ampliar la producción y sumar otros cultivos, porque se vende bien y hay mas pedidos".
El joven universitario aborigen, Emilio Fernández, que preside en la UNaF una organización que nuclea a estudiantes indígenas, no se olvida de su departamento, sino que trabaja junto al gobierno y se ocupa de gestionar el aporte en herramientas e insumos para que desarrollen actividades otros jóvenes que se dedican a actividades como el de carpinterías, talleres de motos, huertas y ladrillerías, para continuar en acompañamiento en orientación y capacitación. "Estamos ante un proceso de profundas transformaciones y los aborígenes somos partícipes, y se hace necesario estimularlos y acompañarlos para que sigan avanzando en sus labores, por eso este aporte del gobierno es muy bueno", expone.
Asimismo, se avanza en la elaboración de dulces y mermeladas de frutas, la doca en almíbar, carne de animales como el chivo envasado al escabeche o con vinagre, la harina de algarrobo transformado en budines, turrones, alfajores, entre otras delicias, la creciente producción apícola con una miel muy preciada por sus bondades nutricionales y certificación cien por ciento natural.
Hasta las tradicionales artesanías han sido mejoradas en sus tipo de confecciones y combinación de colores, por lo que están siendo asesorados a fin de que puedan lograr una escala productiva interesante y también ser acompañados en procesos de promoción y comercialización a otros mercados.

"Una plaga productiva"

En la Escuela agrotécnica 9 habilitada recientemente en La Rinconada se expusieron acerca de la creciente variedad de producciones de hortalizas, la apicultura, dulces y también experiencias en la industrialización forestal.
Y esto último sobre el aprovechamiento maderero no dejó de llamar la atención, porque no se trata de especies tradicionales como el algarrobo por ejemplo. Allí, el director del establecimiento, el ingeniero Jorge Ariel Bid, explicó las bondades de la madera obtenida de un arbusto que abunda en la zona, e incluso algunos lo consideraban una plaga, el cual es llamado por los lugareños como "cuero de vieja". No solamente que están elaborando algunos muebles con su madera, sino también aberturas, cajones para la apicultura e incluso experiencias de elaboración de papel y aglomerados. Incluso comentó el director la idea de avanzar con un proyecto a presentar ante el Instituto Nacional de Tecnología Industrial a fin de poder desarrollar a una escala mayor estas producciones, y obtener más datos acerca de las bondades de esta y otras especies forestales que existen en esa región y de las cuales se están sacando provecho de manera incipiente pero que están convencidos que pueden desarrollarlas mucho mas.
Trabajar fuerte a partir del campo experimental que posee y sacando provecho a las herramientas y maquinarias que disponen, la edición de un libro en el propio colegio y al que llamaron "Cuando las raíces hablan I", donde exponen mucho de sus proyectos y marcan el valor que tiene para ellos el respeto de su acervo cultural en todo este proceso, "son signos inequívocos de que se está por el buen camino", expone el profesional a cargo del colegio.
16-06-2014 | Cargada en Fsa. en Marcha - Fuente: Subsecretaría de Comunicación Social