El diputado Jorge Román se refirió al cambio próspero que se produjo en la vida de los pequeños agricultores mediante el uso de la tecnología y genética desarrolladas en los centros de validación de tecnologías agropecuarias CEDEVA, luego aplicadas a sus cultivos.
El efecto positivo que ha tenido la aplicación de la tecnología y la genética en los cultivos de la provincia, sobre todo en materia de algodón y banana, fue destacado por el diputado y ex ministro de la Producción, ingeniero agrónomo Jorge Román, quien puso de relieve el impacto favorable que ha tenido en la vida de los pequeños agricultores la instalación de los centros de validación de tecnologías agropecuarias, CEDEVA.
Dijo el legislador que el Centro de Misión Tacaaglé baja la ciencia y la tecnología a nivel social porque todo lo que allí resulta va a estar al servicio de los productores, especialmente lo que esté dentro del programa de alternativas productivas.
"Sé que hay una 35 especies incorporadas de cultivos que tiene mercado internacional interesante. También hay un programa de rescatar cultivos tradicionales a partir de la aplicación de la ciencia y la tecnología y que esos conocimientos aplicados al proceso de producción genere la renta que asegure la continuidad y permita darle solidez a la producción", precisó Román.
Recordó que la política del poder Ejecutivo actual partió de la resolución de concentrar en Formosa la genética de todas aquellas variedades que en el mundo han tenido éxito de mercado.
"Y a partir de ahí en una suerte de fábrica de bioplantas, en un centrifugado de un pequeño tejido sacar todas las células y nuevas plantas de esa genética", expresó.
La Pacová Pora
El ingeniero Román recordó que hace un mes se comenzó a cosechar los frutos de ese programa bananero obteniéndose como resultado de una tarea que ya lleva tres años en el CEDEVA de Misión Tacaaglé la obtención de un fruto de calidad muy similar al de la mejor calidad que en materia de banana se puede encontrar en el mercado nacional.
Destacó que la Pacová Porá, tal como se la bautizó, llegó primeramente y por decisión de las autoridades locales hasta el mercado formoseño.
"Es un fruto de alta calidad, similar a las importadas que abastecen el mercado nacional pero con un precio 37 % menor", comparó.
Explicó que esto ocurre porque en la forma tradicional de producción se logran 25.000 kilos por hectárea mientras que con esta nueva tecnología se llega a 60.000 kilogramos, un techo demasiado amplio que permite darle un buen margen al productor, pagar la tecnología y además buscar algún beneficio para el consumidor que tendrá un producto conveniente y de buena calidad.
El algodón
En materia algodonera, recordó Román que sus bisabuelos, abuelos y padres cultivaron algodón del mismo modo que lo ha hecho él y admite que se perdió terreno en algún momento pero que ahora, de la mano de la tecnología procedente de los CEDEVA ya se hace siembra con semilla de buena genética, directa en algunos casos y tradicional en otros, pero de surco estrecho y combate de malezas con herbicidas lo que le permite a la gente disponer de un mayor cantidad de tiempo.
Dijo que el resultado es un rendimiento promedio de 3.500 kilos por hectárea contra la cifra del sistema tradicional que oscilaba entre 1.000 a 1.500 kilos.
"Fíjense la diferencia que permite apreciar como surge una esperanzadora economía para los pequeños productores", invitó para destacar que "este éxito primario permite avanzar en aquello que el modelo dice que hay que agregarle valor e industrializar el producto en el mismo lugar donde se lo cultiva".
Considera el diputado que las planchadas van a seguir y que se modernizarán y ampliarán las desmotadoras, a todo lo cual seguirán los procesos para hilar, tejer, estampar y sacar las confecciones PAIPPA.
"Que interesante para ese productor que además va a tener sus ventajas que parte del modelo en la propia producción primaria y los márgenes que le van a ir dejando los agregados de valor en todo este proceso de producción", resaltó Román.
Dijo el legislador que el Centro de Misión Tacaaglé baja la ciencia y la tecnología a nivel social porque todo lo que allí resulta va a estar al servicio de los productores, especialmente lo que esté dentro del programa de alternativas productivas.
"Sé que hay una 35 especies incorporadas de cultivos que tiene mercado internacional interesante. También hay un programa de rescatar cultivos tradicionales a partir de la aplicación de la ciencia y la tecnología y que esos conocimientos aplicados al proceso de producción genere la renta que asegure la continuidad y permita darle solidez a la producción", precisó Román.
Recordó que la política del poder Ejecutivo actual partió de la resolución de concentrar en Formosa la genética de todas aquellas variedades que en el mundo han tenido éxito de mercado.
"Y a partir de ahí en una suerte de fábrica de bioplantas, en un centrifugado de un pequeño tejido sacar todas las células y nuevas plantas de esa genética", expresó.
La Pacová Pora
El ingeniero Román recordó que hace un mes se comenzó a cosechar los frutos de ese programa bananero obteniéndose como resultado de una tarea que ya lleva tres años en el CEDEVA de Misión Tacaaglé la obtención de un fruto de calidad muy similar al de la mejor calidad que en materia de banana se puede encontrar en el mercado nacional.
Destacó que la Pacová Porá, tal como se la bautizó, llegó primeramente y por decisión de las autoridades locales hasta el mercado formoseño.
"Es un fruto de alta calidad, similar a las importadas que abastecen el mercado nacional pero con un precio 37 % menor", comparó.
Explicó que esto ocurre porque en la forma tradicional de producción se logran 25.000 kilos por hectárea mientras que con esta nueva tecnología se llega a 60.000 kilogramos, un techo demasiado amplio que permite darle un buen margen al productor, pagar la tecnología y además buscar algún beneficio para el consumidor que tendrá un producto conveniente y de buena calidad.
El algodón
En materia algodonera, recordó Román que sus bisabuelos, abuelos y padres cultivaron algodón del mismo modo que lo ha hecho él y admite que se perdió terreno en algún momento pero que ahora, de la mano de la tecnología procedente de los CEDEVA ya se hace siembra con semilla de buena genética, directa en algunos casos y tradicional en otros, pero de surco estrecho y combate de malezas con herbicidas lo que le permite a la gente disponer de un mayor cantidad de tiempo.
Dijo que el resultado es un rendimiento promedio de 3.500 kilos por hectárea contra la cifra del sistema tradicional que oscilaba entre 1.000 a 1.500 kilos.
"Fíjense la diferencia que permite apreciar como surge una esperanzadora economía para los pequeños productores", invitó para destacar que "este éxito primario permite avanzar en aquello que el modelo dice que hay que agregarle valor e industrializar el producto en el mismo lugar donde se lo cultiva".
Considera el diputado que las planchadas van a seguir y que se modernizarán y ampliarán las desmotadoras, a todo lo cual seguirán los procesos para hilar, tejer, estampar y sacar las confecciones PAIPPA.
"Que interesante para ese productor que además va a tener sus ventajas que parte del modelo en la propia producción primaria y los márgenes que le van a ir dejando los agregados de valor en todo este proceso de producción", resaltó Román.