El ministerio donó, a Augusto Alfredo Céspedes de 18 años, al conocer su historia de vida, una bicicleta deportiva profesional equipada con 27 velocidades-100% aluminio-casco profesional y porta-equipaje para llevar sus pertenencias en el próximo Vía Crucis previsto para mediados de marzo.
Augusto vive en el B° Simón Bolivar, cursa el 6to año en la EPET N° 7, es escolta de la bandera provincial, vive con su madre, que es empleada doméstica y, su padre hace poco tiempo fue al sur a buscar trabajo para poder mejorar su situación económica.
Desde pequeño comenzó a consumir psicofármacos sintéticos y naturales y, con el tiempo, su adicción se fue acentuando hasta llegar al punto de robar para poder mitigar sus vicios.
Poco a poco su vida fue empeorando, mientras su madre buscaba distintos medios para poder ayudarlo hasta que, un día, dió con un grupo de personas de la parroquia Sagrada Familia, llamados Los Celiocos, quienes invitaron al joven a formar parte del grupo de oración y del Vía Crucis mas largo del mundo por la ruta 81.
Con mucho entusiasmo Augusto decidió sumarse a la iniciativa y consiguió que le presten una bicicleta con la cual realiza el Vía Crucis. A lo largo de su viaje su vida empezó a cambiar, y lo llevaron a meditar sobre su futuro y lo que quería para él.
"Conocí muchos lugares maravillosos y mucha gente buena que salía a recibirnos y nos atendía en cada uno de los pueblos por los que pasábamos.
El viaje no fué fácil porque la bicicleta que tenía no era acorde para viajes tan largos, pero en ese momento no me importó, solo quería cumplir con mi objetivo", recordaba.
El joven que desde los 13 años estuvo metido en las drogas decidió darle otro rumbo a su vida y, hoy en día, atiende un pequeño kisco familiar, cursa el último año del secundario y, para el año que viene, quiere ingresar a la facultad y estudiar Ingeniería en Informática.
Esta historia de vida motivó al Ministerio de la Comunidad a contribuir con la bicicleta acorde para que pueda realizar el próximo Vía Crucis formoseño y, de esa manera, destacar la fuerza y el empeño que le pone Augusto a la vida, ejemplo para muchos jóvenes formoseños
Desde pequeño comenzó a consumir psicofármacos sintéticos y naturales y, con el tiempo, su adicción se fue acentuando hasta llegar al punto de robar para poder mitigar sus vicios.
Poco a poco su vida fue empeorando, mientras su madre buscaba distintos medios para poder ayudarlo hasta que, un día, dió con un grupo de personas de la parroquia Sagrada Familia, llamados Los Celiocos, quienes invitaron al joven a formar parte del grupo de oración y del Vía Crucis mas largo del mundo por la ruta 81.
Con mucho entusiasmo Augusto decidió sumarse a la iniciativa y consiguió que le presten una bicicleta con la cual realiza el Vía Crucis. A lo largo de su viaje su vida empezó a cambiar, y lo llevaron a meditar sobre su futuro y lo que quería para él.
"Conocí muchos lugares maravillosos y mucha gente buena que salía a recibirnos y nos atendía en cada uno de los pueblos por los que pasábamos.
El viaje no fué fácil porque la bicicleta que tenía no era acorde para viajes tan largos, pero en ese momento no me importó, solo quería cumplir con mi objetivo", recordaba.
El joven que desde los 13 años estuvo metido en las drogas decidió darle otro rumbo a su vida y, hoy en día, atiende un pequeño kisco familiar, cursa el último año del secundario y, para el año que viene, quiere ingresar a la facultad y estudiar Ingeniería en Informática.
Esta historia de vida motivó al Ministerio de la Comunidad a contribuir con la bicicleta acorde para que pueda realizar el próximo Vía Crucis formoseño y, de esa manera, destacar la fuerza y el empeño que le pone Augusto a la vida, ejemplo para muchos jóvenes formoseños