Evalúan estado de situación en zonas críticas colindantes al río Pilcomayo.

Técnicos especializados trabajan en un relevamiento evaluativo, ya que se determinó que es importante anticipar de forma segura el ingreso del agua a territorio formoseño, sin inundaciones por taponamientos del cauce a sectores vecinos habitados.

Técnicos formoseños se encuentran trabajando en un meticuloso relevamiento de la franja crítica colindante al río Pilcomayo, a fin de determinar el estado situacional que dejó la última crecida y en base a ello proyectar las tareas a ejecutar con anticipación para reasegurar el ingreso del agua a territorio formoseño sin anegamientos de zonas pobladas.
Así lo certificó el diputado provincial Roberto Vizcaino que se encuentra en la zona oeste junto a los equipos técnicos, señalando justamente que "en estos momentos se trabaja en un relevamiento desde la zona llamada como El Pantalón en inmediaciones de Santa Teresa a la altura de la comunidad de El Quebracho, para así determinar con precisión el estado de situación que quedó tras la época de crecida del río Pilcomayo".
"Sabemos que existen sectores con importantes taponamientos producto de la cíclica sedimentación, aunque en general la idea es ver todo con detalle, determinar el estado de los trabajos hechos y los que se requerirán hacer en poco tiempo para así estar listos a fin de año donde se producen los primeros picos de crecida", expuso.
Indicó que "es un 70 % sabemos cuáles son las tareas primordiales a realizar en los diferentes sectores considerados como más críticos, aunque también se debe evaluar que y como hacer con ese 30% restante para corregir las secuelas que han quedado tras el proceso de sedimentación que originan los taponamientos".
Se recordó que los picos de crecidas experimentados este año por el río Pilcomayo, fueron evacuados satisfactoriamente a través de las correderas que el gobierno provincial ejecutó con previsión en la zona del departamento Ramón Lista, a fin justamente de mantener el ingreso de las aguas del curso a territorio formoseño. De todos modos se produjeron filtraciones en un sector de las defensas que fue corregido prontamente, aunque se apreció un proceso de colmatación muy importante producto del sedimento que arrastró el curso, algo que originó inconvenientes en el normal escurrimiento de los grandes volúmenes de agua en determinados sectores.

Acciones

Justamente, entre las tareas a realizarse se anticipa nuevamente y como todos los años, la limpieza de las correderas, acentuándose las labores en los sectores colmatados y fragmentados, de tal manera de posibilitar el normal ingreso de las aguas. Por supuesto se abarcará sobre todo las zonas sobre-elevadas por el depósito de sedimentos y árboles que las corrientes arrastran cada año.
Se explicó que estos trabajos se hacen necesarios debido a que la sección del cauce del río es incapaz de conducir en algunos sectores caudales superiores a los 300 metros cúbicos por segundo, y que el agua transporta una carga de sedimentos estimada en 90 millones de toneladas anuales en promedio, que se depositan en su cauce y en ambas márgenes.
Todo esto hace que exista una permanente sobre-elevación del lecho del río y de sus márgenes, causando desbordes y una divagación del cauce, además de destrucción de taludes, incluso se advierte que numerosos bañados, esteros y lagunas, así como cauces que existieron en una época, han desaparecido como consecuencia de la renovación y acumulación de sedimentos.
En la actualidad el río ingresa a través del canal Farias a nuestro territorio, siguiendo por el sistema Cañada del Hacha, para luego continuar por el canal Nuevo Tucumancito ejecutado en el 2005. A partir de allí el agua escurre por un sistema de correderas principales ejecutado y reacondicionado entre los años 2005 al 2008, algunas de las cuales fueron ampliadas en su capacidad de conducción y otras que sufrieron el proceso de sedimentación, resultaron ensanchadas, además de generarse nuevas líneas de escurrimiento aprovechando la pendiente natural del terreno.
Justamente las obras mejoraron la capacidad de conducción del sistema de correderas fluviales en la zona donde mayor sedimentación se ha producido en el anterior periodo de crecida.
Entre las características salientes de las obras de limpieza y excavación de canales en lo que hace a las correderas, las mismas abarcaron zonas como la Cañada Pérez, Tres Pases, Lecherón, Lomada, El Reventado-El Silencio, además de ensanchar el subtramo ejecutado el año pasado y los cierres de los cauces transversales secos actualmente en Cañada de El Surubí.
También comprendieron trabajos específicos en varios sub-tramos donde el año pasado se ejecutaron tareas de emergencia, con el objetivo final de disponer de una línea de escurrimiento principal entre la corredera existente denominada El Reventado hasta la altura del Puerto Moreno, con lo cual se tiene consolidado un sistema de más de 32 kilómetros de longitud total.

Defensas

Por otra parte, también se trabajó en las defensas contra inundaciones en las franjas que van desde El Silencio-La Brea y El Quebracho-Pescado Negro, consistente en un terraplén de contención de los desbordes provenientes del sistema de correderas en la zona de divagación, aguas debajo de la localidad de El Potrillo.
Además de evitar el ingreso de las aguas a zonas pobladas, esta barrera será utilizada al mismo tiempo como camino de vinculación de las comunidades defendidas con otras trazas de la red vial terciaria.
Otras comunidades como Vaca Perdida y La Rinconada, además de la red de caminos vecinales de la zona, la cual se encuentra en la región de riesgo de inundarse, comprenden los sitios protegidos.
Este anillo es la continuidad hacia el sur de la defensa de El Potrillo-Palmar Largo ejecutada en el 2005, comprendiendo casi 15 kilómetros.
07-06-2010 | Cargada en Obras - Fuente: Subsecretaría de Comunicación Social