Repararon defensas erosionadas por el río Pilcomayo en El Potrillo.

La filtración en un sector de las defensas fue rápidamente subsanada con personal y máquinas viales que mantiene un monitoreo permanente sobre toda la zona, lo que posibilitó que la situación fuera resuelta en poco más de 24 horas de producida.

Ayer a primera hora quedó completamente reparada y por ende controlada la importante filtración sufrida en un sector de las defensas de la localidad de El Potrillo, deterioro producto de los picos de crecidas que experimentó en los últimos días el río Pilcomayo, con volúmenes de agua que arrastraron toneladas de sedimentos y grandes troncos que erosionaron el anillo de protección.
Disponer en aquella zona del departamento Ramón Lista -distante a más de 560 kilómetros al oeste de esta ciudad- de máquinas viales y personal que mantiene un monitoreo permanente, sobre todo al ser la época de crecida anual del Pilcomayo, posibilitó que la situación fuera resuelta en poco más de 24 horas de producida. En efecto, disponer en la zona de presencia permanente de técnicos y obreros de la Unidad Provincial Coordinadora del Agua y de la Dirección Provincial de Vialidad, como un parque de máquinas especiales, permitió superar el deterioro, el cual en un par de horas, y por efecto de la fuerza de escurrimiento, se tradujo en una brecha de casi doce metros por donde ingresaba a raudales el agua que amenazaba con avanzar a zonas pobladas, algo que finalmente no ocurrió.
Desde la UPCA se indicó que "se trabajó a tiempo en las correderas y defensas, pero el errático y dinámico río Pilcomayo siempre depara sorpresas no queridas, como esta coyuntura que se nos presentó".
Se atribuyó justamente a las enormes cargas de sedimento que arrastra el curso y va depositando en los cauces, los cuales se ven sobre-elevados provocando nuevos valles inundados y erosionando por la violencia de los volúmenes de agua terrenos como las mismas defensas, que más allá de estar consolidadas, al ser suelo arenoso terminan desgastándose en algunos casos. "Para que tengan una idea, el agua transporta una carga de sedimentos estimada en 90 millones de toneladas anuales en promedio, que se depositan en su cauce y en ambas márgenes del río", se advirtió.
Otro aspecto que incide además de los picos de crecida que se producen a menudo, es que el agua embate con grandes árboles y troncos, que al pegar en los bordes terminan produciendo agrietamientos.
"Todo este cúmulo de situaciones de un río tan dinámico e impredecible hace que se trabaje permanentemente sobre nuevos sucesos, a los cuales se enfrenta con obras correctivas e innovaciones como una serie de espigones que tenemos proyectados ejecutar para una mejor protección en zonas criticas de anillos defensivos", se explicó.

Colmatación

También se indicó que desde las primeras crecidas que vino experimentando el río, que se dieron desde fines de noviembre inclusive, los caudales vienen siendo evacuados satisfactoriamente a través de las correderas que el gobierno provincial ejecutó con previsión en la zona, a fin justamente de mantener el ingreso de las aguas del curso a territorio formoseño.
Así lo confirmó el coordinador ejecutivo de la Unidad Provincial Coordinadora del Agua, Rafael Silva, señalando que las tareas ejecutadas se trataron de la limpieza de las correderas, acentuándose las labores en los sectores colmatados y fragmentados, de tal manera de posibilitar el normal ingreso de los volúmenes de agua. Por supuesto se abarcó zonas que habían quedado sobre-elevadas por el depósito de sedimentos y árboles que las corrientes arrastran cada año.
Señaló que "este año comenzamos a tener picos de crecidas en forma temprana, desde fines de noviembre, continuando durante diciembre, aunque en ninguno de los casos e superó los 400 metros cúbicos por segundo".
Explicó que "estos caudales que podríamos decir son de mediana magnitud, no sólo que fueron evacuados satisfactoriamente por las correderas, sino que también resultaron efectivas para ensanchar y profundizar las mismas, lográndose una importante capacidad de conducción para cuando se den los picos más importantes".
El mismo titular de la UPCA advirtió que todo esto hace que exista una permanente sobre-elevación del lecho del río y de sus márgenes, causando desbordes y una divagación del cauce, además de destrucción de taludes, incluso se advierte que numerosos bañados, esteros y lagunas, así como cauces que existieron en una época, han desaparecido como consecuencia de la renovación y acumulación de sedimentos.
En la actualidad el río ingresa a través del canal Farias a nuestro territorio, siguiendo por el sistema Cañada del Hacha, para luego continuar por el canal Nuevo Tucumancito ejecutado en el 2005. A partir de allí el agua escurre por un sistema de correderas principales ejecutado y reacondicionado entre los años 2005 al 2008, algunas de las cuales fueron ampliadas en su capacidad de conducción y otras que sufrieron el proceso de sedimentación, resultaron ensanchadas, además de generarse nuevas líneas de escurrimiento aprovechando la pendiente natural del terreno.
Justamente las obras mejoraron la capacidad de conducción del sistema de correderas fluviales en la zona donde mayor sedimentación se ha producido en el anterior periodo de crecida.
Entre las características salientes de las obras de limpieza y excavación de canales en lo que hace a las correderas, las mismas abarcaron zonas como la Cañada Pérez, Tres Pases, Lecherón, Lomada, El Reventado-El Silencio, además de ensanchar el subtramo ejecutado el año pasado y los cierres de los cauces transversales secos actualmente en Cañada de El Surubí.
También comprendieron trabajos específicos en varios sub-tramos donde el año pasado se ejecutaron tareas de emergencia, con el objetivo final de disponer de una línea de escurrimiento principal entre la corredera existente denominada El Reventado hasta la altura del Puerto Moreno, con lo cual se tiene consolidado un sistema de más de 32 kilómetros de longitud total.

Anillos defensivos

En cuanto a las obras de anillos defensivos contra inundaciones, las mismas abarcan en las franjas que van desde El Silencio-La Brea y El Quebracho-Pescado Negro, consistente en un terraplén de contención de los desbordes provenientes del sistema de correderas en la zona de divagación, aguas debajo de la localidad de El Potrillo.
Además de evitar el ingreso de las aguas a zonas pobladas, esta barrera es utilizada al mismo tiempo como camino de vinculación de las comunidades defendidas con otras trazas de la red vial terciaria.
Las comunidades protegidas son además de las antes cuatro señaladas, otras como Vaca Perdida y La Rinconada, además de la red de caminos vecinales de la zona, la cual se encuentra en la región de riesgo de inundarse.
Este anillo es la continuidad hacia el sur de la defensa de El Potrillo-Palmar Largo ejecutada en el 2005, comprendiendo casi 15 kilómetros. Tiene un ancho de coronamiento de seis metros, taludes de 1:3 y una altura que en sectores alcanzaría casi los tres metros, tendiéndose una revancha de casi 1.2 a 1.4 metros en los sectores más críticos, tomando las máximas crecidas que se han dado hasta ahora.
Los trabajos incluyeron recrecimiento de defensas como la de El Potrillo-Palmar Largo en los sectores más críticos.
23-02-2010 | Cargada en Noticias - Fuente: Subsecretaría de Comunicación Social