Valiosa labor del taller protegido N° 1 donde trabajan discapacitados.

Uno de los sitios donde los adolescentes y jóvenes discapacitados aprenden no solo la cultura del trabajo, sino que tienen las mismas posibilidades de inclusión social que cualquier otro ...

Uno de los sitios donde los adolescentes y jóvenes discapacitados aprenden no solo la cultura del trabajo, sino que tienen las mismas posibilidades de inclusión social que cualquier otro, es en el Taller Protegido N° 1, el cual también desde la fecha retoma sus labores luego del receso obligado por la pandemia de la Influenza A H1 N1.
Maestros especiales y voluntarios solidarios se encargan de impartirles pacientemente nociones acerca de estas actividades. Lo valioso de todo esto es que participan en ferias y exposiciones o se encargan de venderlos y reciben la justa retribución de sus labores.
Vicente Villanueva (foto), responsable del Taller Protegidos N° 1, alude a que la institución tiene una matricula de 62 alumnos, cuyas edades van desde los 16 años en adelante, divididos en los dos turnos: de 8 a 11 y de 15 a 17,30.
Los varones fabrican escobas, escobillones y otros productos de madera, además se encargaron de pintarlos y de agregarles los elementos necesarios para obtener el producto final listo para ser usados. Las mujeres por su parte trabajan en costura, manualidades, bordados y otros.
Por ejemplo, elaboran sacos de abrigo, gorras, bufandas y guantes. También hacen bandejitas, tejidos a croché, cortinas, almohadones y manteles.
"Los productos que se fabrican en el taller son comercializados, por ejemplo a entidades educativas y también a particulares que saben de lo que aquí se hace y aprecian los artículos", señala Villanueva.
Los chicos tienen, además, actividades de recreación y deportes y son asistidos periódicamente por un grupo de profesionales, entre ellos médicos y psicólogos que se encargan de seguir de cerca la evolución de sus patologías.
03-08-2009 | Cargada en Cultura - Fuente: Subsecretaría de Comunicación Social