Autorizaron el traslado de los restos del padre Javier Mariani a Formosa.

Los restos del extinto padre, serán trasladados hacia Formosa y depositados en el interior de la Parroquia San Luis Rey, donde cumplió una relevante actividad pastoral. Beneplácito de la feligresía local.

Los restos del extinto padre Javier Mariani serán trasladados hacia Formosa y serán depositados en el interior de la Parroquia San Luis Rey, donde cumplió una relevante actividad pastoral, motivo por el cual la feligresía local manifestó públicamente su beneplácito en conocimiento de dicha noticia.
Respecto a esta decisión de trasladar a Formosa los restos del padre Mariani, quién falleciera el 23 de octubre de 2005, Marcilio Leguizamón, titular de la Asociación Ñande Mitá, hizo público la satisfacción de la feligresía de la parroquia aludida, a la vez que formuló una semblanza del recordado sacerdote.
En ese sentido, indicó a través de una misiva que "el padre Javier dejó huellas imborrables en los distintos lugares en que le tocó actuar. Cuánto desvelo, cuanta entrega y cuánto fue su dedicación en los momentos difíciles de las inundaciones, de las visitas a los presos en los cuarteles en la época de la persecución de los militares, las horas que le dedicaba a las personas con adicciones, enfermos y chicos de la calle, la apertura de escuelas y cooperativa de ladrilleros".
Recordó luego: "Cuando por orden de sus superiores debió alejarse de Formosa, no nos abandonó. Cada vez que le era posible llegaba hasta su querida Formosa. Recuerdo que en una de sus visitas llegó a casa y como siempre su tema obligado eran los drogadictos. Me dijo que quería tener un lugar para atenderlos. Entonces les ofrecimos la oficina de Ñande Mitá. Y fue ahí donde comenzó a atender a esos jóvenes y a sus familias, con la ayuda de su discípulo, el ingeniero Eugenio Cruz. Allí estuvieron alrededor de dos años, hasta que consiguieron una vivienda, que le cedió el Gobierno de la Provincia, en calle Ayacucho al 1648, donde sigue funcionando atendido por el ingeniero Cruz".
Trajo a colación seguidamente que "en varios momentos de sus frecuentes visitas comenzó a sentir molestias y dolores cada vez con mayor intensidad y que ya no podía ocultar aunque hacía lo posible por no demostrarlo. Y así llegó el momento en que ya no pudo viajar a Formosa.
Aquejado por una terrible y dolorosa enfermedad, tuvieron que internarlo en Buenos Aires, donde después de muchos meses de sufrimiento el cáncer terminó con su vida".
"Aquí queremos resaltar y agradecer al que siempre estuvo a su lado durante todo el tiempo de su internación, cuidándolo día y noche, al discípulo al que el padre Javier verdaderamente amó, el ingeniero Cruz. Y gracias a ese discípulo que durante años estuvo trabajando con el padre Javier en las casas de atención a los drogadictos que tenía en Buenos Aires, sigue funcionando y muy bien, la Fundación Espiga y que hoy, la casa en la que atienden a los drogadictos, lleva el nombre de "Paí Javier", puntualizó.

Testimonio de amor

Más adelante, Leguizamón remarcó que "hubo un momento en la vida de los Sacerdotes Capuchinos que estaban en la Parroquia San Luis, y de todos los sacerdotes y laicos de nuestra Diócesis, que les fue muy difícil, sobre todo para el padre Javier, por la persecución que sufrieron en la época de los militares".
"Y aún así, con las amenazas de las autoridades militares, en ningún momento se amilanó y la visita que hacía a los detenidos en los cuarteles, siguió haciéndolo", resaltó.
Finalmente, puso de relieve que "así era el padre Javier, como siempre dando testimonio de su amor incondicional a Jesús y a los más marginados y desposeídos, hasta el último momento de su vida".
"Por eso, creo que se habrá cumplido en él las palabras del Apóstol Pablo: "Para mi, mi vivir es Cristo, y la muerte una ganancia", concluyó.
24-09-2008 | Cargada en Sociales - Fuente: Subsecretaría de Comunicación Social