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Para el año próximo, unas tres mil personas, todas ellas aborígenes que residen en el extremo oeste, se verán beneficiadas con sus viviendas propias, las cuales responden a un prototipo gestado a partir de aportes realizados por los propios indígenas.
"En todo el departamento Ramón Lista el gran porcentaje de la población es aborigen, por lo cual la topología de vivienda que se diseñan para esta región esta adecuada a estos pueblos originarios", sostuvo el titular del IPV, Martin Muracciole, explicando que "del primer prototipo que se hizo de la vivienda aborigen, se han ido incorporando modificaciones, y muchas de ellas han surgido por las mismas sugerencias de los aborígenes".
Indicó que "estos tienen una característica de habitar comunidades pequeñas, distante unos pocos kilómetros una de otra, y en cada una de ellas de acuerdo al relevamiento que tenemos, vamos consensuando el numero de casas a construirse. Por ello en estos días estaremos lanzando las licitaciones
Abarcan desde Maria Cristina, Mosconi, El Quebracho, Vaca Perdida, La Rinconada, aunque también en los pequeños parajes cercanos a estas poblaciones algo más importantes".
Destacó que "conocer en detalle su cultura, nos permite diseñar una vivienda con una arquitectura adecuada a su forma de ser, lo que ayuda inclusive a que tengan una mayor valoración de su casa, y es algo que se nota cuando nos requieren para sus hogares".
Otro hecho no menor reside en que además y como ahora en estas comunidades ya se disponen de servicios como luz eléctrica y agua potable, las construcciones incorporan las instalaciones correspondientes, y otras dependencias que "le permiten mejorar sensiblemente sus condiciones de vida, y no solo en confort, sino en todo el aspecto del cuidado de la salud en cada familia tiene otra incidencia importante".
Muraciole dijo que a la hora de proyectar las casas "se tiene en cuenta hasta los mínimos detalles, por ejemplo se construye la casa contigua a un árbol, ya que ellos por ejemplo cuelgan sus enseres, por lo que no se puede obviar, aunque tampoco se deja a un lado otras pautas que han ido adquiriendo como habito normal, tal es el caso de que sus niños van a la escuela y necesitan hacer sus deberes en la casa"
Alrededor de medio millar de viviendas para aborígenes implica un fuerte impacto en reducir el déficit habitacional, ya que de acuerdo al promedio por familia, se trata de beneficiar a por lo menos unas 3000 personas.
A esto se debe sumarle otro factor con directo impacto que es el laboral, dado que en cada obra se prioriza al trabajador del lugar y hasta los insumos de la zona.
A la vez se hacen viviendas de servicios para docentes, policías y personal de organismos como Tierras y el Instituto PAIPPA, que desarrollan sus actividades en estas comunidades, las cuales por supuesto tienen otra topología.