Ambiciosa meta se ha diseñado con el plan apícola provincial.

Generar divisas por un millón de dólares anuales y lograr la creación de 500 empleos productivos es uno de los aspectos que se ha fijado meta el programa Apícola Provincial...

Generar divisas por un millón de dólares anuales y lograr la creación de 500 empleos productivos es uno de los aspectos que se ha fijado meta el programa Apícola Provincial, según las revelaciones de su titular, Higinio Azcurra, quien estima que ese objetivo se aguarda alcanzar en el término de tres años.
Ante el auge alcanzado por la producción de miel, el funcionario reveló que se aspira incrementar en un 50 por ciento la cantidad de colmenas disponible y en un 20 por ciento los rendimientos, sin dejar de fijar la mirada en la mortandad de las abejas que se aspira disminuir en un 5 por ciento.
"En este lapso -señaló Azcurra-queremos alcanzar una trazabilidad confiable, la identificación y control sanitario de todos los apiarios formoseños y la producción de pólen y propóleos".
Además, se intentará que el ciento por ciento de la miel cosechada sea extraída en salas inscriptas en los registros oficiales y que todos los apicultores cuenten con información actualizada así como también que avancen en la conformación de asociaciones para lograr escala y a partir de allí mayores réditos en las transacciones comerciales internas y en las exportaciones.

Hacia la exportación

El mercado interno y la exportación, particularmente a la Unión Europea, están en la mira de los apicultores formoseños que después de la reunión de Ibarreta tomaron la determinación de actuar colectivamente para producir a escala de modo tal de que la oferta sea más cuantitativa y permita mejores ingresos con lo que se aspira ir mejorando progresivamente la infraestructura y el equipamiento en base a los adelantos de la época.
El objetivo común es el de conformar una empresa que se encargará de la comercialización directa, sin intermediaciones como ocurre en la actualidad ya que las colocaciones se realizan a través de compradores que llegan desde Chaco, Santa Fé y Córdoba, entre otras provincias.
Las actividades apícolas comenzaron a ser tratadas a nivel oficial en el año 1971 cuando se desempeñaba como ministro de Agricultura y Ganadería el ingeniero José Eliseo Guanes, segun lo evoca el agrónomo Higinio Azcurra, uno de los que en la década del 70 del siglo XX recorrió la provincia para crear conciencia acerca de las posibilidades de Formosa para la producción de miel.
Comentó que en la actualidad han sido registrados oficialmente 500 apicultores que cuentan con 15.000 colmenas que producen 450.000 kilogramos por temporada, aunque admite que hay trabajadores que no se han anotado formalmente y hacia los que se dirigirán para convencerlos de las restricciones que ello ocasiona y las ventajas que pueden tener "blanqueando" su situación.
"Pretendemos que para mediados de 2007 la producción se duplique", contó el técnico al tiempo que citó a España, Hungría, Japón y Alemania entre los principales compradores de la miel formoseña.

En El Potrillo

Un detalle que no dejó escapar es que de los 450.000 kilos actuales, 100.000 son producidos por una entidad que agrupa a aborígenes wichí en el departamento Ramón Lista, en el oeste del territorio, quienes por motivaciones creadas desde la escuela de nivel medio de El Potrillo se han organizado en una cooperadora que cuenta con modernos equipamientos, incluidos recolectores móviles que facilitan el acopio y traslado de la miel. Sin embargo, los vaivenes de la naturaleza disminuyeron un tanto las perspectivas de la cosecha ya que se llegó, finalmente, a los 80.000 kilos aunque se mantiene intacto el propósito de alcanzar los 200.000 en el ciclo venidero.
Las ventas se realizan en tanques de 200 litros que contienen 300 kilogramos y hasta un poco mas, de miel de características orgánicas ya que no se utilizan productos químicos en ninguna de las etapas del proceso.
El boom de la miel se dio cuando China Popular, el principal productor del mundo, se retiró del mercado internacional ocasión en que se acrecentó el interés apícola sobre todo porque se lograban precios que oscilaban entre 7 y 8 pesos por kilogramo, cifra que ha disminuido ahora a 2,75 y 3 pesos.
La de Formosa es una miel poliflora que le otorga una coloratura particular ambar oscura.
Habitualmente las abejas-que promedian las 60.000 útiles por cada colmena-recogen el néctar a partir de la primavera para que la cosecha comience hacia octubre y noviembre. Sus preferencias son las flores de algarrobas, espina de corona, guayaibí, ñangapirí, palmas, quebracho, urunday y palo piedra a las que se suman las de especies exóticas tales como el eucaliptus, cítricos, forrajeras como melilotus y alfalfa, melones, sandías, pimiento, girasol y maíz.
Azcurra relató que el ecotipo de abeja formoseña es el producto de cruzamientos con ejemplares de diversas razas que se trajeron de Alemania, Italia y España.
Los pobladores de El Potrillo, departamento Ramón Lista, cerca del límite con Salta y Paraguay,a más de 600 kilómetros al oeste de esta ciudad, han sido exitosos en la producción de miel de abeja de características orgánicas.
Todo arrancó en la década del 80 pasada con 30 colmenas, tras la visita de Higinio Azcurra, quien los motivó para que las conserven y las multipliquen.
La posta la tomó Julio Coronel, un profesor del colegio, que logró trasladar esta inquietud a gran parte de los jóvenes que culminaban sus estudios, en su mayoría aborígenes wichí. Al término de esta campaña, en la que se aspira llegar a la meta de 100.000 kilogramos, se contará con unas 4.200 colmenas. Esto ocurrirá hacia fines de marzo o a más tardar en abril.”Cuando todas ellas comiencen a funcionar a pleno iremos por más ya que queremos que en 2006 alcancemos los 200.000 kilogramos”,contó el docente.

Apiarios dispersos

Los apicultores están dispersos. Hasta no hace mucho resultaba casi sacrificado el proceso de extracción y transporte-que se hacía en bicicleta-desde los sitios donde se ubicaban los más de 50 apiarios existentes allí.
Se cubrían largas distancias hasta llegar a los centros de envase y fraccionamiento en El Potrillo.
Con los ingresos propios alcanzados con la comercialización del producto, al que han dado en llamar “Pinú”, que significa miel en wichí, se fueron adquiriendo equipos más modernos y se llegó hasta la ampliación de las instalaciones y la incorporación de moderna tecnología.
Uno de esos equipos, adquirido con aportes estatales provinciales, fue un camión acondicionado para su utilización como extractor móvil, dinamizándose los tiempos de las extracciones y acopio. Se agregaron ahora una desoperculadora automática, una prensa que separa la miel de la cera en frío, un extractor con doble juego de canastos y mesas de entrada y salida para unos ochenta cuadros, junto con equipos para el estampado de cera entre otros.
“Esto nos permite cosechar en el mismo apiario y llevar la miel, en tambores, directamente hasta la sala de extracción y envasado que tenemos en el pueblo”, relata Coronel.
Venancio González, un joven cooperativista, se encarga de mostrar los pasos que demanda el proceso extractivo y también la excelente organización que queda expuesta en el bien provisto almacén de la entidad: paquetes de madera para armar las alzas que son los paneles que ingresan en las colmenas cuyas cajas, de madera lugareña, también se distribuyen por partes; guantes, ahumadores, etc.
En las salas de envasado y fraccionamiento hay tanques para 300 kilos de miel madura recién extraída. Tras pasar por los decantadores, el producto se trasvasa a los potes de plástico de 500 y 1.000 gramos.
25-05-2005 | Cargada en Novedades - Fuente: Subsecretaría de Comunicación Social