Análisis del ministro Jorge Ibáñez en apertura del Seminario.

El ministro de Planificación, Inversiones, Obras y Servicios Públicos, Jorge Ibáñez, remarcó que “Formosa hace diez años puso en marcha un modelo de planificación de desarrollo local que tiene como uno ...

El ministro de Planificación, Inversiones, Obras y Servicios Públicos, Jorge Ibáñez, remarcó que “Formosa hace diez años puso en marcha un modelo de planificación de desarrollo local que tiene como uno de sus objetivos centrales, desarrollar equilibradamente el territorio provincial, potenciando la realización de las obras de infraestructura básicas para el crecimiento de la economía y el desarrollo humano”, al hablar ayer en el acto de apertura del seminario que se realiza en Formosa y que congrega a prestigiosos panelistas.
En la oportunidad, Ibáñez, al formular un análisis del contexto histórico en que estamos abordando la realidad que hoy nos toca afrontar, se remontó a 1989 “cuando dos desconocidos profesores de universidades norteamericanas se transforman en estrellas, durante casi una década, de los organismos financieros internacionales: John Williamson y Francis Fukuyama. El primero, ideólogo del denominado Consenso de Washington, recetario que fue de aplicación obligatoria para países como el nuestro. Y el segundo fue quien proclamó en su célebre trabajo la muerte de las ideologías y el reinado permanente del pensamiento único”.
“Ambos fueron convertidos así en referentes ideológicos que veían, ante el fracaso del comunismo ante la caída del Muro de Berlín, un  solo camino para la humanidad, la plena vigencia para el sistema capitalista a nivel universal y la clausura total de que pudieran existir alternativas diferentes en el universo histórico”, recordó.


El modelo neoliberal


Puso de relieve luego que “nos situamos así en el modelo neoliberal del capitalismo global, financiero y competitivo, que promovió una desindustrialización de los llamados países emergentes, aconsejando dejar al mercado en libertad total, eliminar toda medida proteccionista de las economías de los distintos países, reducir drásticamente el gasto público, pasando al sector privado las empresas del estado y dejar para este un área residual de competencia, generando así un mundo informal muy amplio de desempleados, subocupados, precarización laboral extrema, que constituyen el centro de lo que hoy es la nueva cuestión social, es decir la exclusión”.
Hizo notar a continuación que “a este modelo de capitalismo, no le interesa reproducir las fuerzas del trabajo sino en el mejor de los casos compensar y contener los sectores vulnerables. Asimismo, no acepta la problemática distributiva y de desarrollo a encarar por el estado, sino que propone una igualdad formal de oportunidades, basada en una supuesta mejora educativa, el control del gasto público y el aseguramiento de los derechos de propiedad”.
“Estos supuestos profetas suponían, y lo proclamaron a los cuatro vientos, que el enriquecimiento concentrado en la cima y a nivel mundial en la primera potencia económica y militar del globo, proyectaría, mediante efecto derrame, desarrollo y prosperidad al resto del mundo, estos planteos teóricos y las consecuentes recetas aplicadas durante una larga década, dejaron trágicas consecuencias traducidas en graves crisis económicas y sociales por todos conocidas”, para luego acotar que “en este marco se fue cristalizando una gran diferencia entre crecimiento y desarrollo, es por ello que resulta evidente que el crecimiento económico es condición necesaria pero no suficiente para el desarrollo, y que los indicadores convencionales de crecimiento del PBI, muestran limitaciones significativas para medir el mismo ya que, entre otras cosas, no considera el uso que se hace del incremento productivo registrado ni la distribución del ingreso ni las políticas sociales encargadas de enfrentar la pobreza y el atraso”.
Posteriormente, resaltó el ministro Ibáñez que “es así que cansados de esperar el derrame de la copa que nunca llega, que nos proponía el neoliberalismo, resurge de nuevo en nuestro país la propuesta de un modelo de desarrollo endógeno, es decir a partir de los recursos y potencialidades propias generar las condiciones de progreso de nuestros pueblos”.
“En este contexto y convencido que teníamos que potenciar las capacidades internas y fortalecer la sociedad civil, es que desde el gobierno de nuestra provincia se ha puesto en marcha, desde hace diez años, un modelo de planificación de desarrollo local, que tiene como uno de sus objetivos centrales, desarrollar equilibradamente el territorio provincial, potenciando la realización de las obras de infraestructura básicas para el crecimiento de la economía y el desarrollo humano y, como una de sus premisas fundamentales, la generación de valor agregado en las materias primas en el lugar donde se producen, contemplando una alianza estratégica entre la producción , la educación y el trabajo”, concluyó.

30-06-2006 | Cargada en Cultura - Fuente: Subsecretaría de Comunicación Social