Harina producida por aborígenes iría para alimentos a niños porteños.

El alimento para escolares elaborado a base de la harina de algarroba que desarrollado la Facultad de Agronomía de la UBA será distribuido en los comedores de escuelas porteñas, podría tener a los aborígenes formoseños como los proveedores de la materia prima.

El alimento para escolares elaborado a base de la harina de algarroba que desarrollado la Facultad de Agronomía de la UBA será distribuido en los comedores de escuelas porteñas, podría tener a los aborígenes formoseños como los proveedores de la materia prima.
A pedido del Gobierno porteño, y pensando en aportar minerales, fibras y vitaminas básicas, es que se produjo una barrita que tiene un sabor parecido al chocolate, pero a base de harina de algarroba y muy nutritivo.
El novedoso alimento acaba de ser registrado por la Facultad como complemento nutricional y fue bautizado como Tonia FAUBA, una derivación del nombre científico del algarrobo (Ceratonia Siliqua). Ese árbol puebla las zonas más áridas del norte del país, especialmente nuestra provincia, y sus frutos son recolectados entre noviembre y diciembre por los lugareños para preparar harina. Con ella suelen elaborar varios platos y bebidas tradicionales (como la añapa, el patay y la aloja). Pero su aprovechamiento a nivel industrial es muy limitado.


Proyecto en creciente


Se recordó que aborígenes de los tres departamentos del oeste de la provincia-Ramón Lista, Matacos y Bermejo- comenzaron a trabajar en un programa orientado a promover el acopio organizado de los frutos silvestres como una contribución para el programa de mejoramiento nutricional que encara la provincia y también apuntando a producir una serie de alimentos, no sólo para consumo propio, sino también con las posibilidades de aportar a otros sectores.
Se trata de aprovechar el periodo de caída de frutos silvestres que arranca en el mes de agosto y se prolonga hasta enero. Es que los aborígenes nunca dejaron de consumir estos productos ya que contienen todas las vitaminas y nutrientes que necesitan para vivir bien, sobre todo los más chicos.
Entre los frutos de estación menciona a los de algarrobo blanco y negro, mistol, chañar, tusca, kiskaloro, tuna, doca y bejuco, en sus distintas variedades.
El procedimiento de recolección-que se realiza utilizando yicas, es decir bolsas elaboradas con fibras vegetales y que se trasladan a lomo de burro-se inicia en agosto. Las frutas caídas de los árboles, se secan naturalmente con el sol y luego son trituradas en morteros hasta convertirse en harina.
Mezclada con agua o con aceite, se convierte en un alimento permanente y orgánico para los aborígenes, desde enero hasta agosto.
En ese lapso los lugareños consumen este verdadero regalo de la naturaleza con el que alimentamos a sus niños y abuelos, sobre todo.
También se elabora una suerte de galleta criolla , mezclando los frutos de de algarrobo blanco con agua o leche, que es considerada altamente nutritiva.
Los aborígenes  que llevan adelante esta iniciativa, pretenden que el denominado Proyecto de Conserva Natural de Frutas Silvestres también sea aprovechado por el resto de la comunidad provincial no aborigen, a modo de complemento de sus tradiciones alimentarías, y de ser posible a otras esferas, como es el caso de aportar la materia prima para elaborar las barras para los escolares porteños.

16-05-2005 | Cargada en Novedades - Fuente: Subsecretaría de Comunicación Social