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La comunicación celebra hoy un acontecimiento muy particular. Se celebra el Día del telegrafista y el Operador de Radio, esa profesión tan noble como altruista, pletórica de solidaridad y anonimato pero cuya función es tan importante como lo fue la misión de aquellos radio operadores de las guerras mundiales que el mundo padeció y que salvaron muchas vidas. La celebración incluye además a los trabajadores de correos, los telegrafistas, que también son eslabones más que importantes en una cadena comunicacional que está presente en toda la sociedad, aunque la labor de estos trabajadores postales dieron inicio a la profesión. Los operadores de radio son aquellos trabajadores que instalados frente aun cúmulo de aparatos, denominada consola de sonido, casetteras y ahora las computadoras, se encargan de poner al aire las voces de los locutores, música y todo aporte de audio que podamos recibir cómodamente instalados en el campo, viajando o a la vera de algún espejo de agua, pescando y escuchando la radio portátil. Mediante los operadores de radio, escuchábamos en el pasado, antes de la pista mundial informática que es Internet, y antes la irrupción de las empresas de TV por cable, las alternativas de algunas elecciones, llegada de ilustres visitantes o bien acontecimientos deportivos, como la hazaña de Juan Manuel Fangio, la campaña boxística de Norberto Firpo o Nicolino Locche, o bien las piruetas de Di Stéfano en tierras europeas, en fútbol. Hoy, a pesar de las impresionantes modificaciones e incorporación de tecnología hasta ayer impensadas, los operadores de radio siguen vigentes, con creatividad y precisión. Son quienes con mover una palanca o pulsar un botón, logran que la magia de la radio ingrese a millones de hogares. En la foto alusiva vemos a Orlando Miranda, en sus inicios de hace casi tres décadas como operador de Radio Nacional Formosa.