El obispo Conejero invitó a vivir con gozo y alegría la Pascua del Señor.

En vísperas a las jornadas centrales de Semana Santa, el obispo José Vicente Conejero, invitó a todos los formoseños a “vivir con gozo y alegría la Pascua del Señor”, y lo propio hizo para instarlos a sumarse a las diferentes celebraciones y oficios religiosos ...

En vísperas a las jornadas centrales de Semana Santa, el obispo José Vicente Conejero, invitó a todos los formoseños a “vivir con gozo y alegría la Pascua del Señor”, y lo propio hizo para instarlos a sumarse a las diferentes celebraciones y oficios religiosos previstos.
“La semana santa es la semana grande. Es decir que al celebrar y vivir el misterio pascual, la pasión de la muerte y de la resurrección del Señor, la liturgia de la Iglesia se refiere de todo esto”, dijo, para subrayar que “es motivo de mucho gozo y alegría para todos los cristianos que participamos a reactualizar el misterio pascual de Jesús”.
En esta invitación a la sociedad a estas jornadas tan especiales para los católicos, es que mencionó que hoy miércoles se oficiará la misa crismal donde se bendicen los sueños y se consagra el santo triduo, y donde los sacerdotes renuevan también sus promesas sacerdotales para ser fieles a su ministerio. “El pueblo está llamado también a escuchar esta renovación y a orar por sus sacerdotes”, dijo.
Avanzó señalando que mañana jueves “celebramos la cena del Señor. La institución de la eucaristía y del sacerdocio”, y que “el viernes Santo la celebración de la pasión del Señor. La adoración de la cruz, el Vía Crucis, para prepararnos así a vivir con mucho gozo y alegría el sábado Santo que será la celebración de la Gloria del Señor”.


Cambio de vida


Insistió en su prédica en torno a la necesidad de que haya “un cambio profundo de vida”, señalando que “cuando Jesús inicia su predicación afirma que el reino de Dios ha llegado a ustedes, conviértanse y crean en la buena nueva”. Sostuvo en esta línea que “de esa exhortación se inicia ese pedido a la reconversión o al cambio profundo en el comportamiento de vida, tanto a nivel personal como comunitario”.
Advirtió que “a veces uno tiene actitudes egoístas, o bien de vicio o corrupción. Evidentemente debe tomar conciencia que su camino es erróneo, y humildemente debe tratar de comportarse de una manera distinta. Debe ser firme en el propósito de llevar una vida nueva. En definitiva seguir a Jesuscristo”, instó Conejero.
Afirmó tener el “convencimiento de que la sociedad formoseña, como cualquier otro pueblo, tiene valores y aptitudes positivas, y de vez en cuando, sobre todo cuando uno está deprimido o le falta la esperanza, hay que tener lo que hoy se dice la sobre-estima”, de todas maneras observó que “si miramos objetivamente a la sociedad formoseña, deberá también cambiar muchas otras actitudes. Uno puede correr el riesgo cuando uno sólo señala lo positivo, de solapar lo que debe cambiar”.
Marcó en este aspecto que “hay valores, aunque también errores y deficiencias”.
Dijo el obispo que hay “gestos y hechos concretos de solidaridad” cuando por ejemplo se presentan problemas como las inundaciones y la crisis de 2001; aunque “también cuando entramos en la vida cotidiana y la rutina la gente se duerme un poco muchas veces nos olvidamos de la solidaridad”.


Familia fundamental


Entendió Conejero que “la familia es fundamental. Es la célula primera de la sociedad. La misma Iglesia valora mucho tanto la familia como al matrimonio, incluso la llamamos la “iglesia doméstica”, ya que es la trasmisora de los valores, la educadora de las personas, es insustituible”, enfatizó.
Aquí también aludió a que “existen elementos positivos de entrega y amor, pero también situaciones familiares dolorosas. Esposos que viven separados, que no se aman o no se perdonan, familias destruidas por distintos motivos; y es una realidad muy frecuente que hacen sufrir a unos y otros”.
En este sentido sostuvo que “la sociedad formoseña debe mejorar mucho en torno al matrimonio y la familia”, agregando que “yo vivo aquí hace muchos años y cuando se habla de la crisis familiar actual, digo que la sociedad formoseña siempre tuvo un déficit en torno al matrimonio y a la familia, al menos desde la perspectiva cristiana, después cada uno hace lo que puede”, señalando que sobre el particular “creo que podemos mejorar mucho”.
Refirió a una de las tareas que la Iglesia viene realizando en pos de contribuir a revertir este cuadro de situación, como es el desarrollo desde hace unos años de la “catequesis familiar, con resultados positivos en torno a hacer ver a los padres redescubran que son los primeros responsables, educadores de la fe de sus hijos. Estamos implicando a los padres en la formación de sus hijos”.


Un pueblo con fe


Ponderó monseñor Conejero a que “el pueblo formoseño tiene fe, y debe ser profundizada. Aunque yo me admiro, aunque creo que todos, sobre esta actitud”, ejemplificando lo afirmado con lo sucedido el pasado Domingo de Ramos donde “la gente acudió en forma masiva, incluso quienes no suelen participar frecuentemente”.
“Esperan la fecha de la bendición de todo tipo de ramos, de palma, de ruda, traen sus santos, es decir que junto a la fe cristiana va inherente también muchísimos elementos de religiosidad popular”, indicó.
Ante una consulta puntual, refirió al encuentro mantenido en febrero pasado con el Papa Benedicto XVI, comentando que fue en el marco de una audiencia general de obispos de diferentes continentes donde se produjo el encuentro con el Santo Padre. “Me ha causado una impresión muy favorable al estrecharle la mano y cuando lo saludé le he pedido la bendición para Formosa”.
“Yo lo conocía cuando era Cardenal continuó-, y realmente me ha cautivado su sencillez, su humildad y la fuerte atracción que despierta”.

12-04-2006 | Cargada en Cultura - Fuente: Subsecretaría de Comunicación Social