Noticias

Un ruego para que sea posible avanzar desde la concordia a la amistad social  fue el que asumió desde su homilía el cura párroco de la Iglesia Catedral Nuestra Señora del Carmen, padre Ramón Méndez, durante el solemne Te-deum celebrado por el obispo José Conejero y al que asistieron el gobernador Gildo Insfrán y las más altas autoridades.
Dijo que en un mundo fragmentado no hay que dejarse llevar por la tentación de la desunión y, por el contrario, fortalecerse a partir de la familia, en amistad y en convivencia.
Tras la celebración, el prelado y el jefe del Ejecutivo se dirigieron hasta el sitio donde se guardan los restos mortales de Luis Jorge Fontana para rezar una oración y dejar depositadas ofrendas florales.
“Es impresionante el testimonio de vida como ciudadano y como cristiano que dejo el comandante Fontana. Meditó en torno a la palabra en la lectura sobre el servidor de Jhavé en que el profeta señaló que Jesús vivirá con una coherencia hasta dar su vida en la cruz. Vemos el paradigma de todo servicio y de todo servidor. Las lecturas nos hablan de un servidor sencillo que no apaga la mecha humeante que tiene confianza que cree en el otro que espera, que pregona silenciosamente la justicia y que anuncia cosas nuevas. Al leer esto podemos tener cierta nostalgia y decir que antes era mejor. Peor no podemos quedarnos ahí estamos llamados a mirar el pasado no con nostalgia sino con esperanza porque podemos así actualizar lo que dice la palabra de Dios, ponerla en practica y mirar con mas esperanza el futuro incierto que nos rodea. Es a imagen del servidor también la vivieron nuestros fundadores”, señaló Méndez. En otra parte de su homilía, el cura párroco expresaba:
“El fundador se caracterizo por una modestia, generosidad, una apertura a lo nuevo, una búsqueda en las ciencias, en la educación, de una sencillez que dejo en sus escritos personales hablando de cuando tuvo que dejar estas tierras cuando dijo “Traje poco y deje mucho”.
Muestra una satisfacción intima por haber cumplido su misión y su deber. Así como Cristo es el servidor todos estamos llamados a servir en la misión que Dios nos ha colocado en el mundo y en la sociedad.
El salmo invita a la confianza. Si estamos guiados por la voz del Buen Pastor que es Jesús si nuestra sobras se inspiran en El tenemos también la confianza que nos llevará a las aguas frescas que tanto necesitamos como la del tereré símbolo de la amistad, al pasto verde. El Señor quiere darnos a beber esa agua fresca de la amistad para que nosotros podamos tener también una mayor amistad social.
Se aproxima la Pascua y el Señor nos da cada año la posibilidad de hacer nueva nuestra vida.
Nicodemo se acercó a  Jesús con una pregunta sincera: Como hace para nacer de nuevo.
Es una pregunta que todos debemos hacer porque la realidad es tan cambiante que lo que sabemos parece que no sirve, que lo que aprendimos parece que no tiene vigencia y entonces necesitamos la ayuda del espíritu para empezar a vivir como personas con dignidad, en convivencia pacifica y en tanta cosas que nos hacen falta.
Jesús habla de dos nacimientos. Un nacer en la carne y otro en el espíritu. Es decir que no basta con nacer biológicamente pues debemos ir naciendo espiritualmente.
Debemos ir mirando nuestro ser formoseños porque no basta con haber nacido aquí, porque es necesario querer ser formoseño y hacernos juntos formoseños.
Esto no es algo que se construye sino que es algo que ya está porque hay mucha semilla de valores, de bondad, de bien y de belleza que están sembradas en el corazón de todo ser humano y también en el del formoseño y tienen que manifestarse.
Es por ello que necesitamos la ayuda del Espíritu Santo para que esos valores de nuestra identidad cultural se manifiesten, para que también podamos ir pasando de muchos problemas e incomunicación a un sincero dialogo, a una búsqueda de la paz y de la verdad en conjunto.
Necesitamos pedir mucho al Señor. Ojalá el primer paso que podamos dar, y esto le vamos a pedir a la Virgen, del Carmen sea el de la concordia social, tener un solo corazón, que latan al unísono.
Pero tenemos que atrevernos a pedir más a Dios porque es generoso, tenemos que pedirle la amistad social. La concordia supone la justicia, las relaciones justas. La amistad supone el perdón y la misericordia, hasta allí tenemos que ir para soñar esta Formosa como lo hicieron estos fundadores tan intrépidos que con tanto coraje sembraron.
Muchos vinieron de afuera y se hicieron formoseños y asumieron y adoptaron y quieren a esta cultura. Y con más razón, así debemos hacerlo nosotros los que nacimos aquí en este bendito suelo que nos da Dios.
La Virgen del Carmen es  nuestra madre y quiere como Jesús que el padre Dios que cada formoseño aquí y en todas partes pueda vivir con gozo, con dignidad y con esperanza. Estamos todos en este camino. A cada uno le toca un compromiso diferente pero la meta es la misma.
Y a eso debemos apostar: buscar juntos porque en este mundo fragmentado la tentación hará que cada uno vaya por su lado y no tiene que ser así. No es la voluntad del señor que vivamos en desunión sino en familia, en amistad y en convivencia.
Que nuestra vida como ciudadanos perfume el ambiente. Un perfume natural que el de nuestras flores formoseñas .Que sea el perfume que nos mostró Formosa, con su sencillez de vida, la entrega, el espíritu de servicio total y gozoso por la Patria, la laboriosidad, hacer bien el trabajo que nos toca hacer. Eso es ser cristianos en el mundo. Sería inútil poner gestos religiosos sino vivimos la religiosidad básica del laico y del ciudadano que es hacer bien el trabajo que le corresponde hacer en el mundo.
Que la Virgen del Carmen nos ampare, interceda por nosotros y nos ayude a seguir soñando y gestando una Formosa nueva”.