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Formosa obtuvo el campeonato nacional conocido como “Juegos Nacionales Evita” el 21 de febrero de 1955, tras dejar en la final al equipo de Morning Star de Rosario  y recibió luego el premio máximo de las propias manos de Eva Duarte de Perón y el mismo tres veces presidente de los argentinos, Juan Domingo Perón. Al cumplirse 55 años de aquella gesta deportiva, alcanzada nada menos que en la mítica Bombonera del múltiple campeón Boca Juniors, la Escuela de Fútbol Infantil “Isla de Oro” de Simón Eidelman, organizó un merecido homenaje a los ex jugadores de aquel histórico plantel.
El tributo a los campeones de hace 55 años (entonces la edad promedio era de 15- 16 años) se llevó a cabo en las instalaciones de la institución policial del barrio Bernardino Rivadavia, hasta donde llegaron los homenajeados, sus familiares, invitados especiales, y más de 600 niños que participaron de un animado torneo infantil de fútbol, que recibió colaboraciones como consecuencia del sentido altruista del evento.
Quienes ya fallecieron, fueron representados por sus hijos o bien por otros familiares, en un ambiente donde se palpó mucha emoción y no menos recuerdos y anécdotas, en una sede acorde a tan importante reconocimiento.
Estuvieron presentes también diputados provinciales, concejales, funcionarios de diversas áreas del gobierno, representantes del deporte formoseño y miembros de la Universidad Nacional de Formosa.
Los jugadores que lograron aquellas gesta estuvieron en una cantidad de 7, quienes al recibir las distinciones por hacerse acreedor de los Juegos Nacionales Evita, se mostraron muy orgullosos y emocionados. Dos ex jugadores de aquel histórico plantel no pudieron acudir al homenaje por encontrarse en Buenos Aires.
Recibieron distinciones Eurípides Vladimiro Carriegos, Ramón “Pitoto” Senés, Boris Dimitroff (el goleador del torneo, con 12 tantos), familiares de Protasio Ayala (arquero), Cano, Gamarra Lugo (de Alberdi, Paraguay), Simón Eidelman (padre del responsable de la escuela)  y Arnaldo Gomez Achón. Se entregaron medallas y trofeos además a familiares de Arturo Benítez, Antonio Romero, Mario Ferreira, Basilio Pintos, Luis Ortíz y Hugo del Rosso.
Las autoridades presentes fueron quienes entregaron las merecidas distinciones a los legendarios campeones de los Juegos Nacionales Evita, en medio de cerrados aplausos y las felicitaciones de todos los presentes, en un acto que decidió premiar en vida a quienes alcanzaron ese impresionante logro y depositó en manos de sus familiares las distinciones en el caso de quienes ya no están.
Para el festejo, la escuela mencionada invitó a 14 clubes infantiles de la federación que los nuclea, quienes tuvieron la oportunidad de conocer en persona a las glorias del fútbol de Formosa y además interiorizarse acerca del modo en que ganaron la competencia nacional.
Por el acto y por el hecho de homenajear en vida a los gestores de la conquista deportiva, Eidelman agradeció las colaboraciones al gobernador Gildo Insfrán, al ministro Jorge Ibáñez, al señor Hugo Valdez y a todas las personas que aportaron para que los campeones argentinos de 1955 tengan realmente lo que se merecen mediante la entrega de distinciones.

Los campeones de los Juegos Nacionales Evita de 1955
Testinonio de los jugadores
de un equipo correcto e invicto

Los históricos jugadores que lograron en 1955 los Juegos Nacionales Evita, tras haber recibido el trofeo de campeón del evento de manos de Eva Duarte de Perón y su esposo, regresaron a Formosa tras realizar un largo periplo. Luego de jugar en La Bombonera, donde se coronaron, viajaron hasta Corrientes a bordo de un barco, y desde allí, en vehículo hasta Formosa, donde fueron recibidos y trasladados en larga caravana hasta el viejo estadio de la Liga Formoseña de Fútbol, donde se prolongaron los festejos.
Exactamente a 50 años de aquella histórica conquista, sus propios protagonistas, los jugadores, deslizaron importantes testimonios y anécdotas, que se vuelven sumamente ricas al considerase su valor deportivo.
Ramón “Pitoto” Senés, por ejemplo, dijo que “hay tantas cosas para contar. Lo primero que debemos resaltar es el coraje que teníamos los formoseños en aquel torneo y en especial para regresar con el título en las manos. No teníamos ni esperanzas en que lo lograríamos, pero lo alcanzamos gracias a nuestros jugadores que eran muy aguerridos”, contó. El popular “Pitoto”, proveniente de una familia de futboleros de Formosa, emocionado contó que la selección de Formosa en aquellos juegos estuvo apenas con los titulares y que “en la final cambiamos un solo jugador”.
Dijo que es imposible olvidar el momento en que Evita les entregó el trofeo y lo que sintió en esos momentos aquel puñado de adolescentes futbolistas de Formosa, merecedor de un logro hasta ahora sin parangón.
Arnaldo Gómez Achón también puso de relieve sus sensaciones a más de medio siglo de aquella gesta futbolística. “La verdad que fue un acontecimiento importante y hemos tenido la suerte de salir campeones. Pero uno de los premios más destacado para nosotros fue que nuestra delegación fue la más correcta, lo que indica que fuimos muy disciplinados y también los Juegos Nacionales Evita coronó a nuestro goleador, Boris Dimitroff, que en doce ocasiones anotó”, subrayó.
Se solazó por el acto de reconocimiento y por la masiva participación de niños de diferentes clubes en el homenaje porque “nos vuelve a recordar aquel momento sumamente emocionante para nosotros. Entonces eran tiempos de bonanzas y éramos el granero del mundo como comercialmente se denomina a esa época, pero las cosas han cambiado y por consiguiente, nosotros cambiamos también”, reflexionó quién participó de la competencia con tan solo 13 años.
Boris Fernando Dimitroff, el ariete formoseño, autor de 12 goles y máximo artillero del evento, también puso de relieve su testimonio. Señaló que “en realidad, haber salido goleador del torneo fue muy importante, pero eso se debió al esfuerzo de todos los jugadores. Hice 12 goles y cerca de 7 los anoté de cabeza, porque teníamos dos wines (punteros) muy buenos y veloces como Simón Eidelman y Ramón “Pitoto” Senés”, afirmó.
Comentó que en aquel entonces el equipo formoseño se paraba en la cancha con dos full back (zagueros), tres mediocampistas y cinco delanteros. Recordó anécdotas muy valiosas durante las concentraciones, los entrenamientos, los partidos y el regreso a Formosa luego de la conquista. “Fuimos un grupo de muchachos muy buenos y solidarios, donde reinaba mucho compromiso y cuando no había que trabajar salíamos a caminar por Buenos Aires a compartir algún heladito o gaseosa de aquellos tiempos”.
Humilde, remarcó que las distinciones que recibieron fue más para la provincia que para los jugadores y en ese marco, agradeció el gesto de parte de los organizadores.
Rubén Lescano, hijo de uno de aquellos históricos jugadores, también formó parte de quienes recibieron medallas y distinciones por haber alcanzado el título de entonces. Agradeció el gesto y valorizó este tipo de homenajes y puso de relieve la actitud valiente y sacrificada de aquellos mentores de esta gloria deportiva para Formosa.
Del mismo modo se manifestó el hijo de Isidro Gamarra Lugo, que cruzaba el río Paraguay (vivía en Alberdi) para formar parte del plantel que a la postre, salió campeón argentino. “Estoy muy orgulloso de ser hijo de don Isidro Gamarra Lugo, aquel muchacho de 15 años que vino desde Alberdi y participó de aquel torneo que luego se coronó campeón. El nos contaba muchas anécdotas de cómo pasaba todos los días el río, entrenaba y proyectaban viajar a Buenos Aires, por supuesto con el aval de sus padres y de todos sus familiares”.
Ese histórico plantel estuvo dos meses en Buenos Aires, y volvió invicto, con el goleador y con el máximo merecimiento que significa la distinción de ser la delegación más correcta y disciplinada.