Docentes universitarios en desacuerdo al vincularse "el bajo rendimiento académico con la malnutrición".

Una reciente publicación periodística sobre un trabajo de estudiantes que concluía en que el bajo rendimiento de los jóvenes de colegios secundarios tenía relación con la mal nutrición de éstos, fue refutada por docentes de las universidades de Formosa y de la Cuenca del Plata.

De acuerdo a lo expuesto por el decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UNaF, Rafael Portocarrero, "tanto el equipo de trabajo de esa Casa de Estudios de la Carrera de Licenciado en Nutrición, directores, secretaria Académica y la conducción creemos conveniente aclarar algunos aspectos sobre un trabajo publicado en un diario local acerca de que los adolescentes formoseños tienen bajo rendimiento académico por mal nutrición. Como profesionales de la salud humildemente entendemos que mal nutrición no es el termino adecuado, sino; malos hábitos alimentarios tomando en cuenta que los estados de desnutrición se dan en niños de muy corta edad".
"Un trabajo de investigación es un cuerpo que consta de varias partes y que la estadística es una pequeña parte de él, además según el informe dice que los datos estadísticos obtenidos se sacaron de 2 colegios tradicionales de esta ciudad y podemos deducir con total certeza que los padres y/o familias en un alto porcentaje cuentan con un buen nivel económico y cultural, además, la población encuestada es muy pequeña para ser un dato estadístico certero porque habla de dos colegios encuestados", expuso el decano.
"Queremos destacar el esmero que pusieron nuestros jóvenes formoseños que realizaron este trabajo, incluso informó que la dirección de la carrera de Nutrición de nuestra facultad está trabajando en la elaboración de tablas de dieto nutritivas para ser publicadas, como un humilde aporte que hacemos en pro del conocimiento y la realidad".
En tanto que el vicedecano de la FCS, doctor Jorge Villanueva, "la malnutrición es el estado que aparece como resultado de una dieta desequilibrada, en la cual hay nutrientes que faltan, o de los cuales hay un exceso, o cuya ingesta se da en la proporción errónea. Hablar de malnutrición no es sinónimo de desnutrición, que implica una falta de aporte de alimentos para el desarrollo de funciones vitales, por periodos prolongados de tiempo".
Sostuvo que "junto a otros colegas, consideramos por una parte que el artículo publicado no representa la población escolar de la provincia, ya que se han tomado solo dos cursos de dos colegios secundarios de la capital provincial, siendo que hay más de 36 establecimientos educativos de nivel Secundario", además de indicar que "las variables evaluadas no son las mismas, por lo tanto no son comparables, y es importante destacar que muchas de ellas como el bajo consumo de frutas, de agua y el "saltear comidas" son propias de este grupo etareo, por lo tanto no podemos hablar de "malnutrición", sino de hábitos alimentarios inadecuados".
"La adolescencia se trata de un periodo marcado por el aprendizaje de la vida social, de la disciplina escolar, y del establecimiento de horarios más rígidos en relación a las distintas actividades que realiza", expuso.
Considera que "es vital que los adolescentes tengan una adecuada nutrición y una dieta sana para que su potencial de desarrollo sea óptimo. Durante la infancia y la adolescencia, los hábitos dietéticos y el ejercicio pueden marcar la diferencia entre una vida sana y el riesgo de sufrir enfermedades en años posteriores", para añadir que "la alimentación de los adolescentes se caracteriza por una exagerada ingesta de alimentos grasos de origen animal y de azucares y la baja ingesta de alimentos de origen vegetal, con consecuencias a largo plazo de patologías cardiovasculares y endocrinológicas".
Resaltó también que "es difícil cumplir una dieta ideal, pero consideramos que es muy importante acercarse a las escuelas con el objetivo de acompañar en la educación de niños y adolescentes en relación a sus hábitos alimentarios", para comentar que según la Academia Americana de Pediatría, se estima que el 22 % de jóvenes entre 12 y 17 años está en riesgo de sobrepeso y el 11 % ya lo tiene.
"Los hábitos y prácticas nutricionales en adolescentes requiere especial cuidado porque es en esta etapa en la que alcanza el 20 % de la talla definitiva y el 50 % del peso final del adulto", advirtió Villanueva.
Expuso que "en los últimos años, la obesidad infantil mostró un incremento atribuido no sólo a las causas ya conocidas (como la obesidad familiar) sino al aumento en el consumo de fast food o comida rápida. También el sedentarismo que implica sentarse a ver televisión o jugar con la computadora se potencia con el "comer mientras...", lo que repercute en forma negativa sobre la salud de los adolescentes".
También sostuvo que "se acentúan en esta etapa las influencias sociales sobre la conducta alimentaria", y el hecho de que "es una realidad que debido al trabajo de sus padres los adolescentes están solos en su hogar y deben prepararse su propia comida. A la vez los adolescentes comienzan a independizarse de las decisiones de sus padres y comienzan a elegir y comprar sus propios alimentos", subrayando aquí que "la presión del entorno comienza a imponerse por sobre la autoridad de los padres y la influencia de sus pares es otro factor a considerar".
"Muchas de las comidas son consumidas fuera del hogar y con frecuencia sin supervisión alguna. Una situación frecuente en sociedades actuales es la coexistencia de una alimentación inadecuada, como consecuencia de los cambios en los estilos de vida, que se manifiestan con características particulares según la sociedad de la que se trate, nuestra provincia no esta exenta de esta situación", afirmó el profesional, quien concluye en que resaltar la importancia que tienen los Licenciados en Nutrición en actividades de promoción de la alimentación saludable, y prevención de enfermedades en todos los niveles educativos y la comunidad toda.

Universidad de la Cuenca del Plata

Por su parte, la licenciada Ana Serafini, directora de la carrera de Nutrición de la Universidad de la Cuenca del Plata, expuso que "debemos hablar de malos hábitos alimentarios y no de malnutrición".
Explicó que "si bien no es ajena la realidad de encontrarnos con "malos hábitos alimentarios en el adolescente, esta es una cuestión característica de la edad y generalmente forma parte de una etapa de transición del joven que enfrenta un proceso de cambio, la malnutrición se conoce como un término que abarca una complejidad de manifestaciones clínicas como son la obesidad, desnutrición, trastornos de la conducta alimentaria (bulimia- anorexia), etc. por lo tanto se corre el riesgo de diagnosticar a todos los jóvenes estudiantes dentro de una condición patológica cuando sería más apropiado hablar exclusivamente de hábitos alimentarios en la etapa adolescente".
"Sabemos bien que a esta edad, los jóvenes manifiestan desorden en su dieta siendo ésta no equilibrada, es decir, eligen sándwich para almorzar, tienen una mayor ingesta de carnes, no consumen frutas y verduras, no se hidratan lo suficiente, etc. pero esto no se traduce directamente a un bajo rendimiento académico, siendo éste la consecuencia de muchas cuestiones que van mas allá de la ingesta diaria", afirmó la licenciada Serafini.
Dijo finalmente que "los jóvenes además son desordenados en muchos aspectos de la vida cotidiana, es una de las características más conocidas de la edad y por ende, es una situación transitoria que no se traduce a definirlos como una "población malnutrida" con todo lo que ello significa, de modo contrario, nos encontraríamos con que los jóvenes de todo el país o bien de cualquier región se encuentran presentando un estado de malnutrición evidenciada como un trastorno de la alimentación tanto por exceso como por defecto de alimentos necesarios".
15-11-2012 | Cargada en Sociales - Fuente: Subsecretaría de Comunicación Social