Evocaron el viaje de Insfrán a un estado que valora el agua.

En el ámbito oficial se evocaba ayer el viaje que el gobernador Gildo Insfrán emprendía con destino a Israel, un estado del que la provincia aprendió a valorar el aprovechamiento del agua así como también el uso de modernas tecnologías.

También se asimiló de allí el valor de la genética para mejorar la calidad de sus producciones por el rol de instituciones que aquí fueron replicadas, en parte, con los centros de validación de tecnologías agropecuarias.
Insfrán había viajado el 10 de mayo de 1996 para participar especialmente invitado a la Agritech 96, la feria de maquinarias y de exponentes de las modernas tecnologías para la producción del mundo que se realiza en Tel Aviv y los centros científicos más importantes de ese estado de Medio Oriente en el marco de una visión que luego se vio replicada en Laguna Yema, específicamente en el primer CEDEVA.
Se ponderó el hecho de haber visitado un lugar en el mundo donde se valora el agua en toda su dimensión y en particular, el efecto útil que tiene en su utilización racional el sistema de riego por goteo que en la actualidad tiene amplia difusión entre los productores de los distintos estratos.
La precariedad del régimen de precipitaciones convierte a este sistema en una verdadera "niña mimada" de Israel y además, es el sistema que revolucionó la producción en el mundo ya que vino a convertirse en la respuesta que aguardaban los países con extensas regiones áridas o semiáridas.
Conversando con el por entonces ministro de Industria y Comercio, Jacob Tzur, Insfrán advirtió el modo como en esas lejanas regiones del mundo se merita lo argentino; acerca del aporte tecnológico israelita para fortalecer las cuencas lecheras y sobre la necesidad de que se aliente desde el estado al sector privado para que produzca más y mejor en el convencimiento de que la producción en estos tiempos es el mejor negocio.
Tzur y también Samuel Pohoriles, asesor del actual presidente Simón Péres, hablaron esa vez de Laguna Yema y de los convenios de cooperación existentes en ese momento.
Sobre todo, hicieron hincapié en la validez que tiene para estas regiones, con similitudes con las israelíes, los sistemas de regadío producto del ingenio de los técnicos de ese estado y que revolucionaron la producción, particularmente en los países y jurisdicciones donde los suelos áridos y semiáridos sed convierten en verdaderos condicionantes de los procesos de desarrollo y transformación.
Desde entonces, Formosa se haya embarcado en la búsqueda de tecnologías que le permitiesen aumentar los rendimientos y la calidad de sus producciones así como también sobre la formación de especialistas en temas hídricos en una universidad, como la Ben Gurión del Neguev, que en pleno desierto dedica la mayoría de sus carreras a la formación de técnicos y profesionales que se dediquen a vencer al desierto y la precariedad de lluvias.
Los integrantes del gabinete israelí y técnicos de centros de investigación como el Instituto Vulcano, uno de los más reconocidos del mundo, se pusieron a disposición para contribuir a garantizar los procesos de cambio culturales que se estaban dando en el campo de la productividad en zonas semiáridas como el centro oeste y oeste de la provincia.
Se admitió, además, que todo aquello que les muestre a los productores un destino más expectante, debe ser aplicado ya que la estabilidad económica que se da en los países con políticas favorables a la productividad, debe ser aplicada para distender los hechos que ocurran en el campo social.
Muchas de las experiencias recogidas en Medio Oriente se fueron aplicando en los CEDEVA, en el PAIPPA y en otras formas de producción y comercialización primaria en la provincia.
Pensaba Insfrán en la significación que tendrían todos estos adelantos para la formación integral de las nuevas generaciones de formoseños y a la distancia pergeñaba planes y programas que condujesen a los jóvenes, sobre todo, a profundizar sus conocimientos para un manejo preciso de las actividades productivas lugareñas y las que surjan como consecuencia de un diagnóstico realista sobre las posibilidades de Formosa.
También percibía como útil la necesidad de que se fortalezcan sus sentimientos raigales por la comunidad y por el sentido de asociatividad -como se apreció en las comunidades rurales israelíes- para superar los escenarios de desarraigos, éxodos y desapegos de sus pueblos así como también para superar las adversidades de la naturaleza con las herramientas culturales del sentido de pertenencia , tan arraigado entre los israelíes, sumado ello a lo atinente a transportes y, sobre todo, acerca de la organización rural.
La capacidad creativa y las ventajas del conocimiento quedaron a la luz en los sitios visitados, como elementos que favorecen el desarrollo pleno de la producción primaria e industrial.
10-05-2012 | Cargada en Noticias - Fuente: Subsecretaría de Comunicación Social