Homenaje al subcomisario Falcón a seis meses de su fallecimiento.

Un sentido homenaje a tributó ayer al subcomisario (post mortem) de la Policía de la Provincia, Eber Miguel Falcón, en coincidencia con los seis meses de su fallecimiento en cumplimiento de su deber mientras intervenía en el recordado hecho de La Primavera.

Además de descubrirse un busto (al pie del cual se depositaron ofrendas florales) y una placa en su memoria, se dio lectura a la disposición a través de la cual se impuso con su nombre a la comisaría Quinta del barrio Eva Perón, donde se desarrollara la ceremonia presidida por el ministro de Gobierno, Justicia y Trabajo, Jorge Abel González, junto al jefe policial, comisario general Juan Bernabé Escobar, la plana mayor de la fuerza, familiares y un importante número de vecinos.
Hubo una sucesión de testimonios, tanto de un vecino del barrio como de una docente de la Escuela 379 donde trabaja la mujer del extinto oficial, a partir de que Falcón era un permanente colaborador con el establecimiento y en general como la comunidad. También y de manera coincidente, un efectivo de la promoción del desaparecido efectivo, Sergio Denis Acosta y el jefe del departamento Operaciones Policiales, comisario general Alejandro De la Cruz González, expusieron sobre la hombría de bien, la calidad de persona que siempre lo caracterizara por estar permanentemente dispuesto a ayudar en todo a los vecinos.
Se sucedieron los momentos emotivos, sobre todo con la presencia de la esposa de Eber, Idalina Mendoza, su madre Ester Encina y abuela Agripina Recalde. Justamente la progenitora del fallecido sufrió una descompensación cuando se descubrió el busto y debió ser asistida por un médico.
El comisario general De la Cruz González, quién habló en representación de la institución policial, aludió al fatídico 23 de noviembre de 2010, en donde lo que fue una "casi rutinaria diligencia que la justicia impone como deber en una sociedad respetuosa del orden y la ley, imprevistamente la intolerancia, la sin razón, dio paso a la violencia injustificada".
Expuso que "suprimiendo al dialogo, de pronto un trueno maldito rompió el silencio, y una mortal llamarada se llevó la vida de nuestro dilecto camarada".
Memoró la tristeza al enterarse de lo ocurrido, de "aquel irrazonable desenlace", reflexionando al decir que "ofrendar la vida para un policía es un acto de amor y de humilde entrega".
Dijo llegar a la conclusión de que en el "triste episodio que costara la vida de dos formoseños, no hay vencedores ni vencidos, no hay trofeos ni tesoros. Solo queda el dolor de una esposa, una madre, de sus camaradas, amigos y muchos que hasta hoy no alcanzar a comprender esta lamentable realidad que enluta sus corazones, sus hogares y a toda la institución".
24-05-2011 | Cargada en Novedades - Fuente: Subsecretaría de Comunicación Social