Política de seguridad ciudadana
La Policía de la Provincia de Formosa cumple, desde sus orígenes, funciones de Policía de Seguridad y Auxiliar de la Justicia , siendo las mismas tareas indivisibles.
Las exigencias que hoy se demandan al servicio policial, las cambiantes necesidades de la comunidad, destinataria natural de los objetivos institucionales fijados en la Ley Orgánica y su Reglamentación, requiere, como respuesta, una gestión adecuada a ellas.
Esencialmente, el índice de criminalidad funciona como un termómetro de la sensación de seguridad y, aunque es muy inferior al de otras grandes ciudades, mantenerlo en los actuales niveles supone cada vez mayores esfuerzos, obliga a una adecuación a las características cosmopolitas de la población y es el principal motivo de nuestra preocupación.
El afianzamiento del régimen democrático motiva que las personas conozcan y exijan el cumplimiento, respeto y aplicación de sus derechos.
Por lo tanto, la policía debe efectuar un enorme trabajo para adecuar sus servicios a esta situación, evitando incurrir en excesos que restan legitimidad, prestigio y confianza a su actuación.
No todos los ciudadanos son delincuentes, ni todos los delincuentes son iguales.
Debe esforzarse para no agravar la situación de la víctima o los testigos. Aunque estos enunciados responden a un elemental servicio común, su consecución constituye un verdadero desafío ante la escasez de recursos internos o externos.
Entre los objetivos, debemos incluir un trato igualitario para todos los ciudadanos, afianzando la confianza de la comunidad en la policía.
El Policía debe estar preparados para constituirse ?en materia de seguridad- en verdaderos líderes, no en lo estrictamente técnico policial, sino también de la comunidad a la que pertenecen y en la que se desempeñan.
Es necesario de nuestra parte producir una mayor apertura hacia la gente para sumar esfuerzos en la misma dirección, enfrentando juntos a la criminalidad o cualquier otro tipo de problemas y elaborando las soluciones posibles.
Para ello deben implementarse sistemas de acercamiento según las características de cada vecindario, con la participación de todos (políticos, vecinos, entidades intermedias), con la finalidad de averiguar cuales son los temas que preocupan y lograr identificar y resolver los problemas de la gente.
Así se establece, muchas veces, que no siempre el delito es el interés prioritario de la comunidad. Para ello, para lograr una aproximación real con los problemas de la ciudadanía, el contacto debe ser directo y personalizado.
Es una filosofía propia, un modo distinto de pensar a la policía: somos funcionarios públicos, agentes para el bien común.
La policía y el ciudadano deben trabajar en conjunto para la obtención de ese objetivo. La policía no debe ser temida sino respetada.
Es necesario adaptarse a los cambios, tomar conciencia de que los problemas de hoy no son los de ayer.
La gente ya no aprueba al policía violento, excesivamente enérgico o rígidamente inflexible. Abatir delincuentes fue bien visto en otra época. Hoy es preferible negociar, no responder con violencia, como una condición indispensable para alcanzar la paz y tranquilidad del vecindario.
La consecuencia inmediata y negativa del accionar violento es el temor de la gente al policía, y ello la impulsa a reclamar por los derechos del delincuente, convirtiéndolo en la victima.
Como sostiene el criminólogo Charles Langford, el temor de la población al crimen no tiene relación alguna con los índices de criminalidad, ya que no proviene de lo que sabemos o leemos en la prensa, sino de lo que sufrimos personalmente.
Así queda planteado un interrogante ¿Cómo debe combatirse el temor de la población?
El esfuerzo debe concentrarse en combatir los miedos de la población, este es un objetivo esencial de la función policial. Ante todo debe identificarse el temor ciudadano, establecer sus causas. Algunas veces nos encontramos, para sorpresa nuestra, que el robo o el vandalismo no resultan la principal o única prioridad.
Para detectarlo debemos mantener un nivel optimo de comunicación con la gente y para ello debemos erradicar la respuesta "no es mi función". Paulatinamente se identificará el temor ciudadano, que no es otro que el sentirse desamparado.
No alcanza con la sola presencia policial. Debe sentir que sus necesidades son atendidas.
Lamentablemente, los recursos económicos no son suficientes para destinar a la función policial, debido a la crisis que afecta al país y a la que nuestra provincia no es ajena, por lo tanto, si no se logra el apoyo de la comunidad para combatir el delito, la policía resultará desbordada en todos los ordenes.
Ello nos debe movilizar en la profundización de un nuevo estilo, en el cual confluyen objetivos permanente de la funcional policial, a los que se suman los provenientes de esta nueva actitud, mientras abandonamos a aquellos que, por distintas causas, agotaron su cometido.
Con una exclusiva finalidad metodología podemos clasificarlos en Internos: son los que apuntan a una adecuación de las estructuras, organismo y servicios al cumplimiento de restos fines, distinguiéndolos de los Externos: dirigidos hacia la comunidad, es decir vinculados a la relación existente entre la policía y la sociedad como destinataria de los esfuerzos y el servicio.
En ambos campos estableceremos un orden de prioridades, una adecuada reasignación de los recursos existentes y un monitoreo y revisión de los resultados.
Objetivos permanentes del plan
Los que se encuentran enunciando en la Ley Orgánica y su reglamentación.
- Preservar : la jurisdicción, competencia y unidad de la Policía de Formosa.
- Afianzar : las relaciones con el Poder Judicial.
- Conservar : una estructura policial dinámica.
- Mantener relaciones con las Fuerzas de Seguridad y Policiales tanto del país como extranjeras con fines de cooperación y coordinación en la lucha contra el delito.
- Lograr : el perfil de un hombre policía profesionalmente capaz de adecuarse a estos fines.
- Alcanzar : la máxima utilidad de los recursos disponibles.
- Impulsar : una presencia policial ostensible, como el método más eficaz para garantizar la tranquilidad pública y la paz social.
- Consolidar : la confianza y prestigio institucional.
Objetivos a mediano plazo:
- Incluir al público en la solución de los problemas.
- Implementar programas de enseñanza y difusión para provocar un acercamiento con la población.
- Mantener la presencia uniformada y notoria en paradas y patrulleros en las calles, seleccionando "resolvedores" de problemas y no simples recolectores de conflictos judiciales.
- Aumentar en la medida de las necesidades, las relaciones con otros organismos públicos y privados.
- Educar y entrenar al personal para respetar las costumbres de la población, actuando en todo momento con el máximo de tolerancia posible.
- Intensificar el entrenamiento en la resolución de las investigaciones preliminares para que no constituyan un mero trámite burocrático.
- Lograr un índice máximo en el esclarecimiento de delitos de gran repercusión pública.
- Mejorar el rendimiento de la prevención en delitos contra la propiedad y la integridad de las personas, manteniendo en descenso el índice de criminalidad, especialmente el hurto, robo y el abigeato, por la repercusión y las graves consecuencias que ocasiona en la vida de las víctimas y de su familia.
- Mejorar el rendimiento en la lucha contra el uso y trafico ilícito de drogas, por el gravísimo daño social que ocasiona.
- Intensificar el control en la venta de armas y explosivos evitando su circulación ilegal.
Metodología
- Comunicación informal con el público y trato cordial, particularmente en la atención de llamadas telefónicas hechas a las dependencias, mejorando el tiempo, la calidad y la calidez de respuesta, particularmente en los casos de emergencias.
- El ciudadano es nuestro cliente y como tal tiene que estar satisfecho con el trato y la atención recibida. Debe ponerse especial énfasis en los casos de víctimas de accidentes de tránsito y de delitos violentos, orientándolos y promoviendo su atención por los organismos que deban tomar intervención. Esta Policía, como resultado de su cotidiano quehacer, advirtió el particular estado de desamparo que generalmente sobreviene a las víctimas de delito, por las múltiples implicancias traumáticas personal y familiares que el hecho inevitablemente suscita.
- Explicar continuamente al ciudadano cual es la función policial, ya que tiene formada una idea cinematográfica totalmente alejada de la realidad. La finalidad es enseñarle a colaborar con la policía. Realizar una intensa campaña de publicidad en los medios de comunicación masiva, destinada a impedir la victimización repetida, fomentando una actitud solidaria, difundiendo recomendaciones de prevención general.
- Utilizar asiduamente los medios de difusión para suministrar explicaciones respecto de procedimientos que se tome no puedan ser debidamente comprendidos con la finalidad de evitar la intranquilidad pública, la sospecha, el rumor o el trascendido.
- Arbitrar todos los recursos disponibles, aun los correspondientes a otros organismos del Estado, para canalizar los problemas que expone el público, especialmente en la lucha con el narcotráfico, tanto en la represión como en la prevención, la educación, el tratamiento y la rehabilitación.
- Concentrar el esfuerzo de los Institutos de Formación en programas que contengan una mejora cualitativa en la educación del personal, en la búsqueda de la excelencia de todos los cuadros, así como la respuesta mas adecuada.
Para predecir como resultara la Policía del futuro es necesario conocer profundamente la realidad de la comunidad en la que vivimos, y ello permitirá efectuar previsiones a largo plazo.
En este campo, nada resulta predeterminado, solo existe el libre albedrío de la voluntad, que tienta y crea las probabilidades.
Ello exige una disposición activa puesta que, generalmente, primero ocurren los hechos y luego actuamos: pero se trata de evitar ser sorprendidos en el futuro.
Entre los aspectos primordiales a considerar, en este orden de ideas, encontramos que el conocimiento convencional ya no sirve, pues es luchar desde el pasado para solucionar problemas del presente o del futuro.
- Aplicar conocimiento y metodologías previstos para aquellos problemas, de una realidad cambiante. El cambio demanda una adecuada capacitación del personal, una nueva actitud mental.
Así queda planteado un desafío, pese a todas las limitaciones, de impulsar un cambio creador y renovador, revitalizador, un beneficio común del hombre policía, de la sociedad y de la institución.
En líneas generales, y ya en el terreno de las precisiones, se ha fijado como meta que el personal Superior y Subalterno al encontrarse en condiciones de ascensos para llegar al grado inmediato superior, realice cursos de perfeccionamiento y capacitación.
Por otra parte, mediante el convenio realizado con la Universidad Católica de Salta, se posibilita a la totalidad del personal policial, cursar carrera a niveles de grado universitario, permitiendo a los interesados obtener un título profesional, asimismo posibilita a todos los integrantes de la comunidad formoseña a acceder a este núcleo educacional.
Todo ello, como corolario de la búsqueda de la jerarquización de la función, persiguiendo la obtención de la excelencia.
Como complemento indispensable a todo lo anteriormente expresado, custodiar en forma permanente que el prestigio institucional ? pilar de la confiabilidad de la actuación policial - no resulte minado por la actitud o conducta de aquellos integrantes que se apartan de normas y códigos éticos. En este orden de ideas, se dispensara especial atención a los organismos internos, encargados de detectar e investigar las irregularidades que ponen de manifiesto su presencia, en un esfuerzo constante de auto-selección y segregación de funcionarios indignos.
- Abandonar pautas de juventud como condición de ingreso, aventando la expectativas de tomar a la profesión policial como una aventura.
- Incrementar programas y técnicas para eliminar el estrés policial.
- Implementar sistemas de abordaje comunitario, mediante la identificación de los problemas del vecindario, para tener una idea real de cuales son los que aquejan a la comunidad, mediante encuestas, recepción de sugerencias, reuniones comunitaria, etc.
- Descentralización ejecutiva: cada jefe local deberá elaborar y ejecutar planes tendientes a identificar y solucionar los problema propios de cada comisaría.
- Aumentar la comunicación con el vecindario, convocándolo para que analice y proponga soluciones, asumiendo una actitud participativa respecto de sus propios problemas.
- Orientar a la gente hacia los organismos públicos y privados que deben intervenir en la solución de sus reclamos, conociendo las funciones, direcciones y horarios, para ofrecer un correcto asesoramiento.
- Reformular los fines y objetivos de las Comisiones Amigos de la Policía , con el fin de ampliar su convocatoria a todos los sectores de la comunidad y promover la participación activa del vecindario en la solución de los problemas, con los medios disponibles, dentro de los lineamientos antes mencionados.
Áreas Responsables de la Ejecución
Todas las áreas, cada una dentro de su respectivo incumbencia, deben empeñarse prioritariamente en la consecución tanto de los objetivos permanentes como de los enunciados en el mediano plazo. Para ello podrá impartir las directivas que mejor se ajusten y respondan a las pautas arriba enunciadas, deberán provocar y orientar el cambio entre los jefes, difundiendo estas ideas e instándolos a tomar la iniciativa, expandiendo el rol funcional.
Encomendar la supervisión a las instancias de contralor, para impulsar creativamente todas las acciones que resulten necesarias: la gestión y obtención o reasignación de los recursos disponibles, adecuándolos a las nuevas exigencias.