En el siglo XX el avance político y cultural
se traduce en el éxito generalizado de la tríada;
democracia, libertad y derechos humanos. Sin embargo el significado
de estas palabras varia según el lugar del mundo donde se
utilizan. Pese a que nadie se atreve a estar contra la democracia,
contra la libertad, ni contra los derechos humanos, sigue existiendo
opresión, dominación y guerra. Por otro lado la democracia,
la libertad y a los derechos humanos le añadimos la difusión
masiva de la información, se abre una nueva perspectiva en
la historia de la humanidad que modifica profundamente los esquemas
previos de control social; un ciudadano libre e informado no puede
ser manejado por intereses espurios.
Los humanos en los dos últimos siglos y
con la suma de nuestras culturas y naciones, hemos conquistado y
habitado todo el territorio del mundo, ya no existe tierra no dominada
por los humanos. Esta certeza debe llevamos inevitablemente a una
decisión ¿queremos vivir en paz a base de negociar
nuestra convivencia o queremos estar batallando hasta que alguien
domine a los demás?, debemos decidir si aceptamos nuestra
pluriculturalidad u optamos por una única cultura que domine
a los demás. ¿Por qué, entonces, reflexionar
desde Formosa, corazón de América del Sur?
Nuestra historia refleja una constante en la vida
de los pueblos, la gran disyuntiva libertad u opresión, opresión
o libertad.
Y un pueblo en esta condición se conforma de hombres libres
¿pero como se construyen hombres libres? Y ¿para que?
¿Hasta donde estamos comprometidos como constructores de
la libertad? ¿hasta donde seremos capaces de decidir nuestro
destino?
¿Qué sucede con la cultura? Ciertos
autores como Lloyd Wong sostienen que la globalización tiende
a trascender y por momentos a suplantar las culturas nacionales.
Esos procesos crean un entorno cultural común
en el cual todos los que están "conectados" tienen
accesos a los mismos mensajes y símbolos, ya la misma caligrafía,
todo lo cual está producido y difundido por medio de controladas
redes transnacionales de cine y televisión. Buena parte de
estas redes tienen sus sedes centrales en Estados Unidos y sus productos
dominan progresivamente los mercados culturales internacionales.
El aislamiento, la división sumada a la
tecnología, permite la dominación total.
Con un clic del mouse pagamos cuentas, compramos en los supermercados,
y hasta conversamos con desconocidos. Cuanto más aislados
estamos del mundo, a criterio de ellos es "mejor".
Esas pautas culturales que nos van incorporando
sumados al "virus antipatria", (comunicadores hablan de
" esta patria" no de nuestra patria, nuestro suelo), oímos
discursos sin sentido de pertenencia al suelo que los vio nacer,
crecer, trabajar, formar sus familias y hasta seguramente morir.
Como vemos hoy el enemigo a cambiado de manera
pero no de intenciones, no estamos enfrentando a enemigos armados
con sables y lanzas, enfrentamos a modelos culturales y económicos
que destruyen naciones por apetencias de dominación global,
modelos en lo que el hombre es solamente un número o un código
de barra, sin sensibilidad social, sin respeto a las culturas, en
una planificación donde primero están ellos y al final
también están ellos; una política donde los
pueblos están excluidos.
Cada hombre nace en el seno de una cultura, de
la que inevitablemente participa. Adquiere una formación
profesional y contribuye, con sus colegas y los demás hombres
que forman la sociedad, a la tarea de hacer crecer ese patrimonio
cultural y de trasmitirlo. Allí concurren las exigencias
intelectuales y morales de la fe, con las que se derivan de las
costumbres y usos sociales, y de sus conocimientos científicos
y técnicos.
Por esta razón, para que este diálogo
sea fecundo se requiere que estén presentes adecuadamente
las dos partes: por un lado, una imprescindible formación
cultural y profesional; por otro, una fe debidamente ilustrada y
una identidad lo suficientemente sólida como para superar
fácilmente las perplejidades que puedan plantearse en un
momento dado.
Para la formación cultural, la sociedades
establecen sus causes; pero la unidad del pensamiento que el hombre
es el único destinatario de todas las acciones, es la decisión
de cada uno.
Es una realidad reafirmar que la comunicación
y la cultura son un solo tema a la hora de generar nuevas miradas
y puntos de vistas. La comunicación es una herramienta no
solo de propaganda y de corte informativo, sino que resulta hoy
un campo de creación. La comunicación es un elemento
trasversal para la cultura; es un instrumento de difusión
y creación de sentido, para un imaginario social cada vez
mas exigente en las formas y contenidos nuestra visión de
la realidad nos hace concebir a la cultura como el acto de expresión
de los pueblos, con su creatividad y capacidad de asimilación. |
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Juan Pablo II a señalado que: " La
nación existe por y para la cultura" y que"EI futuro
del hombre depende de la cultura". La dependencia cultural
constituye el fundamento de cualquier otra dominación. Somos
testigos de un cambio acelerado y brusco que complejamente toma
la forma de una verdadera revolución científico-tecnológica,
cada vez mas la información es poder y este tiende a concentrarse
en potencias hegemónicas.
Estamos seguros que la cultura y la comunicación
son herramientas de liberación, porque sin liberación
cultural, pedagógica y mental no es posible ninguna emancipación,
y ningún destino autónomo. Las deudas económicas
que padecemos lo son por las deudas culturales que soportamos.
En nuestra lucha por la libertad, porque no nos
pensamos; nos piensan; porque dejamos de ser sujetos de la historia,
somos objetos incorporados a proyectos extraños, dominantes,
y donde los trasmisores, los comunicadores se convierten en representantes
de esos modelos que desean oponemos, aportando a la división
potenciando personajes, denigrando los valores morales y el eje
y centro de toda la sociedad: la familia.
Diría Juan Pablo II en su Carta a las Familias:
"Crisis de la verdad", que significa " crisis de
conceptos: amor, libertad, entrega, persona, solidaridad, derecho
de la persona", ante semejante situación cultural, la
familia está amenazada y acechada en sus mismos fundamentos.
Culturalmente debemos pensamos nosotros mismos para ser verdaderamente
nosotros, es decir patria, pueblo y hombres libres.
El General Juan Domingo Perón en su Modelo
Argentino dice:" Para alentar con optimismo la tarea de elaboración
de una cultura nacional es necesario tomar en consideración
tres instrumentos poderosos: los medios de comunicación masivos,
la educación en todos sus niveles y la creatividad inmanente
del pueblo".
En Formosa tenemos un proyecto de provincia que
es el camino a la formación del nuevo hombre formoseño,
proyecto que nos permitirá incorporarnos con perfiles propios
al destino común de la humanidad, gozar de los beneficios
de la revolución científico tecnológica, atendiendo
nuestras propias necesidades.
Asumimos nuestra conformación de pluralidad
latinoamericana, tenemos en nuestra sangre las herencias de los
pueblos que lucharon por la Libertad.
No somos contestatarios de imposturas culturales sino afirmadores
de nuestras esencias y cosmovivencias originales, entendemos que
no puede haber un movimiento de liberación sin un pensamiento
cultural autónomo.
De esas culturas venimos y nuestra acciones en
la construcción de la historia por venir las honramos Formosa
está en marcha hacia un destino de grandeza enarbolando las
banderas de igualdad de oportunidades para todos. Tenemos un ideal
libertario, nos mostramos auténticos, originales, orgullosos
de ser como somos. El pueblo ha sabido distinguir a quienes querían
que lo conduzcan para resolver acompañarlo en la ejecución
del ideario proyectado.
El pueblo de Formosa esta en movimiento y eso significa
que está rompiendo con los esquemas de dominación,
el enemigo es poderoso y solamente un pueblo libre que tiene claro
el camino de su realización y comprometidos con su futuro
lo puede realizar.
Pero es necesario la participación activa
de cada uno, es importante el mensaje pero lo es mas el mensajero,
necesitamos mensajeros comprometidos como constructores de la libertad
capaces de sentirse protagonistas de su destino, su familia, su
comunidad, su patria, nuestro destino.
La comunicación es mas que solo emitir,
es mas que solo exponer u/o registrar (sonido, imagen, ¡deas,
etc.). La comunicación y la cultura son un solo campo de
estudio. La cultura no es un ente fijo, una herencia; es un proceso
que se construye en la interacción.
La cultura es lo que le permite a los hombres construir
una sociedad, es decir definir las condiciones de su voluntad para
convivir, los códigos para reconocerse y distinguirse de
los demás, así como la manera de organizar sus relaciones
con las demás personas.
El resultado de las interacciones no está
determinado: este puede ser positivo o negativo. Los medios de comunicación
hoy en día constituyen un vector importante de mundialización
cultural. Así mismo, la comunicación constituye un
proceso entre dos polos activos los cuales se ven transformados
por la interacción. Incluso en nuestra época de medios
globales de comunicación, no se puede pensar ni entender
la comunicación si no se parte de la cultura: pues cada uno
de los dos polos comunicantes expresa la cultura a la cual pertenece.
"El ser Humano no puede tener necesidad, ni
comprender la naturaleza, ni tener intereses puros o ninguna fuerza
material sino se ha construido culturalmente".
Asumir los desafíos de esta realidad, constituye una demanda
perentoria a la imaginación, a la inteligencia y al coraje.
Ustedes tienen la palabra.
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