Cruzaron
el Bermejo y sobre los riachos "Mbiguá",
la "Virgen" y "Ramírez" construyeron
puentes por donde pasaron, además de los carros de guerra,
los coches que conducían al gran Mariscal y a Madame Lyinch.
Todo esto narrado por antiguos pobladores de esos lugares, veteranos
de la guerra y en sus respectivos libros, por los generales paraguayos
Bernardino Caballero, Crisóstomo Centurión y Georg_
Thompson, ingeniero inglés contratado por Solano López.
Durante el año que desarrollé mi
labor docente en la localidad de "Banco Payaguá"
pude recorrer estos lugares dando satisfacción a mi natural
curiosidad y a mi afán documentalista. Lo hacía en
diferentes medios: en canoa o lancha en el mejor de los casos, a
caballo, en tractor y la mayoría de las veces a pié,
en compañía de algunos amigos lugareños entre
los que se contaba un aborigen muy conocedor del tupido monte y
del laberinto de riachos que tajean el área.
Así pude ver con mis propios ojos los derruidos
pilotes de los puentes tendidos sobre los Riachos "Mbiguá"
(Paso Palenque) "La Virgen" (Paso Puente) y "Ramírez"
(Paso Ramírez). Caminé por los restos de las trincheras
que aún quedan (o quedaban) en campos de la estancia "La
Elvira" (Banco Payaguá). Filmé carcomidos troncos
de quebracho pertenecientes a un embarcadero en la estancia "Jasyretá"
(Herradura), como así también armas proyectiles, cadenas
y otros enseres hallados por los pobladores. Tuve ante mis ojos
y en mis manos un pedazo de la Historia tri$te de la América
del Sur, los añosos y callados testimonios del paso por suelo
formoseño de aquella sangrienta contienda que destrozó
al Paraguay y enlutó a otros tres países que debieran
ser hermanos.
En tantas noches a la lumbce del fogón después
de haber saboreado un sabroso "chupín", intercalados
con los acordes de mi guitarra, escuché decenas de relatos
sobre tesoros enterrados por los.. paraguayos para evitar caigan
en poder del enemigo y sobre duendes y aparecidos. |
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Un
curtido pescador me aseguró que en los atardeceres
de mal tiempo junto a un viejo ibyrápytá, puede
verse a un soldado paraguayo haciendo guardia. Un mariscador nacido
y criado en la Isla Guayacán-ty me contó haber visto
un viejo barco a vapor navegando en medio de un gran oleaje para
desaparecer unos minutos después.
Otros pobladores c:Je esa isla dicen haber observado
de madrugada un jinete sobre un caballo blanco, cuya figura se
desvanece de pronto. En ambos casos, para ellos no hay duda: es
el alma del Mariscal que navega o galopa por los sitios que recorrió
en el pasado. Existe un lugar donde la fronda forma una "ranchada"
natural donde es imposible pernoctar por las noches, ya que se
escuchan alaridos, quejidos, ruidos de carros, cadenas, árboles
cayendo, gritos a los bueyes, murmullo de voces, canoas que llegan
a la costa y de pronto parecen evaporarse. De ahí el nombre:
"Ranchada Póra".
Me relataron anécdotas de perros sin cabeza,
carpinchos blancos, hombres decapitados y de pié, lenguas
de . fuego subiendo y bajando por el tronco de corpulentos. árboles,
según la gente, presencia inequívoca de "Poras"
de los difuntos dueños de tesoros enterrados que de esta
manera señalan el lugar exacto de la "Plata ybygüy",
llegando algunos de mis interlocutores a confiarme que varias
personas hallaron fortunas, cosa que no puedo dar fé por
falta de pruebas fehacientes. ¿Cuánto de realidad
y cuánto de fantasía hay en todos estos relatos?
¿Imaginación desbordada?
¿Necesidad de la gente de idealizar ciertos
hechos para dar respuestas a lo inexplicable? ¡Vaya uno
a saberlo!. .
Muy pocos formoseños saben que por el territorio provincial
pasó un retazo de la historia que cambió el destino
de .Ia América del Sur, habría que ilustrar a los
docentes sobre esto, para que a su vez, ellos enseñen a
los niños que por ejemplo, en nuestra costa del Río
Paraguay, en los montes, la debilitada caballería paraguaya
mandada por Bernardino Caballero hacía guerra de guerrillas
a los aliados y que cerca de aquí, en San Fernando (Paraguay)
el entonces muy joven Luís Jorge Fontana cumplió
una arriesgada misión llegando hasta el mismísimo
Mariscal para
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