Unos
trascendieron en el deporte, otros en alguna rama del
arte o la cultura, algunos por los servicios prestados a la sociedad
y muchos por su particular forma de vida, su pintoresquismo y
la manera de enfrentar los momentos adversos, difíciles,
como también los buenos y triunfales.
Se hicieron tan populares, que sus dichos y frases
quedaron incorporadas para siempre a la lengua de la gente. Tal
es su arraigo en el paisaje urbano, que ya forman parte de él,
como el río, el tereré, el mango o la chipa…
ellos y sus historias simples, constituyen, a mi manera de ver,
un rasgo distintivo, característico de nuestro perfil provinciano.
El hombre a quien dedico estas líneas,
es uno de esos seres. Distintos e irrepetibles absolutamente entrañables.
Su nombre en el documento de identidad dice: Nieve Esquivel, para
el pueblo, simplemente: Tabú. Un día me contó
que nació en Caá Catí, en la provincia de
Corrientes. Se estableció luego en Chaco, para posteriormente,
llevado por su bohemia, hacerse trotamundos.
En Buenos Aires formó parte de las más
importantes compañías teatrales de la época.
Intervino en varias películas de Isabel Sarli, fue presentador,
animador del conjunto de Don Transito Cocomarola, con el seudónimo
de Carlos Medina, llegó inclusive a grabar algunos temas
con el recordado Taita del Chamamé.
Radicado en Formosa fue conductor del clásico
festival “Suba y cante”, contribuyendo a la obra de
la Parroquia Don Bosco, junto al Padre Ortuondo. Guitarrero, cantor,
autor, acordeonista, animador, actor, vendedor ambulante, Showman
callejero y, sobre todas las cosas, excepcional ser humano, sensible
y honesto a carta cabal.
Hoy el ocaso de su vida transcurre en el “Lote
4”, tranquilo, rodeado del afecto de los suyos. ¡Tantas
cosas tengo para decir de mi amigo Tabú que llenaría
muchas hojas de esta publicación!
Nieve Esquivel, tal su verdadero nombre, creo que nadie, ni él
mismo recuerda, ¿Qué importa? El juglar inolvidable,
el personaje pintoresco, el querido duende de las calles nuestras,
que, es y será para todos ¡Tabú, el Indio
del Norte! ¡Salud hermano del arte y de la bohemia! ¡Hasta
cualquier recodo del camino musiquero!
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Artista
en los escenarios,
en la calle vendedor
Animador, comediante,
buen guitarrero y cantor.
Te acunó Caá Catí,
Don Bosco ha sido tu luz.
Sos un pedazo de pueblo
¡Carlos Medina, Tabú!
Tu
figura forma parte
del paisaje de mi suelo.
¡Quien no escuchó alguna
vez tu pregonar callejero!
Vi en la vidriera tu cuerpo,
con la víbora enroscada.
Era un oficio de tantos,
con que la vida ganabas.
Es tu vida humilde y digna,
un ejemplo de virtud.
Que mi canto te rescate
del olvido Indio Tabú.
Ese pueblo que alegraste
a tus ojos le da luz
Si sos su viva memoria,
hermano Indio Tabú.
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