Insfrán elegido unánimemente como presidente del Congreso Nacional del Partido Justicialista.

El puntapié inicial para elegir a Néstor Kirchner como jefe del peronismo nacional, en el marco del Congreso nacional del PJ, tuvo al gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, como protagonista excluyente, ya que fue quien ofició ...

El puntapié inicial para elegir a Néstor Kirchner como jefe del peronismo nacional, en el marco del Congreso nacional del PJ, tuvo al gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, como protagonista excluyente, ya que fue quien ofició de presidente del encuentro "cumbre".
Fue en Parque Norte, donde los congresales decidieron convocar a elecciones internas para elegir a sus autoridades el 18 de mayo próximo. Pero al mismo tiempo dictaron una amnistía para los que se fueron.
Durante las deliberaciones se aprobó también una reforma de la carta orgánica que reduce a 75 miembros del Consejo nacional partidario. Esta resolución, así como la fecha de los comicios, fueron aprobadas por unanimidad por los 803 congresales.
La reforma de la carta orgánica establece, además, que el consejo nacional estará integrado por un presidente, cinco vicepresidentes y una mesa chica de 28 miembros.
También Insfrán fue activo partícipe en la previa del congreso, donde se consensuaron los puntos salientes luego resueltos por unanimidad. En esa suerte de "mesa chica" donde se sientan los principales dirigentes justicialistas del país, le cupo una labor "central" entre los más destacados legisladores nacionales, gobernadores, dirigentes obreros y funcionarios de gobierno central, para alcanzar esa unanimidad en el apoyo para que el ex presidente Néstor Kirchner encabece la jefatura del nuevo Partido Justicialista.
Los principales analistas políticos argentinos justamente subrayaron la "preponderancia" alcanzada por la figura de Insfrán, a quien se le pudo ver junto a un histórico como Antonio Cafiero conversando largamente, como también con el jefe de gabinete Alberto Fernández, los ministros Aníbal Fernández, Florencio Randazzo y Carlos Tomada y los secretarios de Estado Carlos Zannini y Héctor Icazuriaga.
Con su designación como presidente del Congreso Nacional del PJ, se confirma la referencia acerca del crecimiento político del gobernador formoseño y presidente del PJ local. Gildo Insfrán tiene 57 años y nació en la localidad de Laguna Blanca, al noreste del territorio.
Es sin dudas el quien más ha representado al perfil del dirigente formoseño, incorporando a cada gesto, a cada medida y hasta cada obra material la impronta de la identidad cultural propia, esa que se ha convertido en una de las corazas lugareñas para rechazar los efectos no queridos de la globalización. Federalista a ultranza, se ha convertido en el presidente del PJ formoseño y ocupa lugares de gravitación a nivel nacional. Es respetado por propios y extraños y su política aperturista la tradujo en hechos concretos: el Modelo Formoseño para el Desarrollo provincial que sintetiza los sueños y las esperanzas de varias generaciones.
Ha afirmado una buena amistad con el ex presidente de la Nación de quien obtuvo la aprobación para un hecho que divide en dos la historia local: la reparación histórica. Con sus resultados, se cree que Formosa habrá de recuperar lo que la nación no le dio a lo largo de un siglo.
Tiene un apego particular hacia el campo y la educación y nadie desconoce su estrategia vinculando ambos sectores a los que señala como la llave del futuro formoseño.
"Gildo es un hombre muy respetado y querido, se ha ganado a fuerza de su tenacidad y militancia un lugar de relieve en el justicialismo nacional. Creo que haber sido elegido para presidir el congreso partidario con el consenso y unanimidad de toda la dirigencia del país, es una muestra cabal del aprecio y valor que tiene su figura", se ponderó desde el peronismo porteño.
Otra faceta subrayada tuvo que ver con "la gran gestión como gobernador, consiguiendo réditos notables para su provincia por la que ha luchado con honestidad".
Ha conservado las costumbres y la identidad como parte de su vida y como detalle que adorna cada obra y cada emprendimiento que se tracciona en la provincia, además de ser un convencido acerca de la validez de los procesos de integración, sobre todo para asignarle un rol mayúsculo a las regiones periféricas dañadas por las capitales y los procesos centralistas.


Gravitación partidaria


Adquirió tal gravitación que progresivamente consiguió influir en el seno partidario, más aún desde 1985 cuando se incorpora como diputado en la legislatura provincial y dos años más tarde como vicegobernador por dos períodos consecutivos hasta que en 1995 triunfa como gobernador, cargo en el que se mantiene hasta la fecha.
Antes de asumir la máxima magistratura -con adhesiones populares que jamás tuvo alguien con anterioridad- se desempeñó con notoriedad en la asamblea nacional constituyente de Santa Fé y Entre Ríos que reformó en 1994 la Constitución Nacional, adquiriendo gravitación en cuestiones ligadas al destino federal de la Argentina, a la trascendencia de los municipios en la estructura institucional, a la validez de los procesos de integración, a la necesidad de que se eche una mirada más profundas hacia las provincias periféricas y también para que se respete la historia cultural de los pueblos originarios.


Sus sueños personales


Quienes siguieron de cerca su gestión habrán advertido que ha sido coherente en materia de dichos y hechos. Así luchó y consiguió que el río Pilcomayo no fugase de la provincia; logró que se haga realidad el viejo sueño de los formoseños de que se terminase la construcción del pavimento de la ruta 81 como eje vinculante del norte argentino y está próximo a lograr que se reactive el Ferrocarril Belgrano.
Además, avanzó en ideas particulares que han sido tomadas como ejemplo a nivel nacional como es el caso del programa solidario Por nuestra gente todo, Libreta Escolar, Programa de Acción Integral para los Pequeños Productores Agropecuarios, que tiene como dato particular que les permite a los productores tener sus casas junto a sus chacras; la titularización de la tierra pública a más de 4.000 productores entre ellos más de 300.000 hectáreas para los aborígenes en un caso inédito en el país y el manejo de los recursos hídricos que ha permitido que zonas condenadas a la desertización se convirtiesen en un verdadero polo productivo.

08-03-2008 | Cargada en Noticias - Fuente: Subsecretaría de Comunicación Social