El
avión viro lentamente hacia la pista de lanzamiento
y en segundos estuvo en posición sobre la "Mezquita".
El jefe de lanzamiento, dentro del avión, dio la orden tantas
veces ensayada:
-Enganchar la correa extractora!... Aproximarse
a la puerta! La lucecita verde sobre la puerta aviso que el momento
había llegado.
- A la puerta..............salte!!
A la puerta..............salte!!
Y uno a uno, los soldados desaparecían de la puerta hacia
el vacío.
La correa extractora, amarrada a un cable estático-
que atravesaba todo el fuselaje del avión- hacia el trabajo
de retener la bolsa donde estaba plegado el paracaídas, y
este se abría, formando un gran hongo verde, luego de unos
metros de caída libre. Recién allí, colgados
en el cielo, cayendo lentamente, los nervios aflojaban y se restablecía
la respiración.
El soldado Gauto, cumplió todas las instrucciones,
hasta llegar a la puerta. El jefe de lanzamiento con una palmada
en el casco ordeno:... ¡Salte!.
Salió pegado al fuselaje, y sintió
el tirón antes de lo esperado. El correaje se había
enganchado en el patín de cola del avión. Sintió
un vacío en el estomago y a pesar del miedo, no perdió
el control. Recordó las instrucciones mil veces ensayadas
para estas circunstancias. De la puerta lateral del avión
le gritaban que hacer, pero el ruido ensordecedor de los motores
del DC-3 y el viento no permitían oír nada.
No hizo falta. Porque con mucha sangre fría,
Gauto saco el puñal de paracaidista, corto el correaje del
paracaídas principal, y luego de unos segundos de caída
libre, busco con su mano derecha la manija del paracaídas
de emergencia. Pego el tirón y este se abrió inmediatamente.
Respiro el soldado y en un instante estuvo en tierra.
Estaba recogiendo el equipo rodeado de sus camaradas
que acudieron a ayudarlo cuando sintió un vozarrón:
"-Nombre, soldado!!!
Levanto la vista. Era el "Teco" en persona.
"-Soldado clase 44 Gauto Hilario mi Teniente Coronel !."
"-Soldado Gauto, quiero felicitarlo por su valentía
y decisión. Ahora como es norma, usted va a realizar inmediatamente
un nuevo salto, y yo lo voy a acompañar integrando su patrulla."
Así lo hicieron, pero esta vez todo salió
bien. El salto y la caída fueron perfectos, y luego de recoger
el equipo, soldado y jefe, caminaron juntos hacia la "Mezquita"
donde se realizaría el bautismo de los nuevos paracaidistas.
Entonces el Jefe de la Unidad, lo habló en un tono más
paternal:
"-De donde es oriundo Ud soldado?."
"-De la Provincia de Formosa mi Teniente Coronel !"
Respondió Gauto con orgullo. " Mierda, que habían
sido corajudos estos formoseños", opinó por lo
bajo el "Teco".
Hilario
Gauto había nacido en Casco Cue, ahí cerquita
de Pirané, pero vivía con sus padres en un establecimiento
de campo en la zona de Loma Senes, donde se desempeñaba en
tareas rurales. Flaco, fibroso, con la piel curtida por el sol,
y sus jóvenes 20 años; era de espíritu inquieto.
Solo pudo terminar la primaria; pero leía todo lo que llegaba
a sus manos y queria conocer otros lugares del País.
Una tarde de octubre, al regresar del monte, recibió
la noticia. "-Hilario, llegó un sobre para vos".
Era la citación para la revisación medica del Servicio
Militar.
Por esa época, el Regimiento 29 de Infantería de Monte,
ubicado en los suburbios de Formosa, se transformaba. Eran los días
de la revisación medica para la "colimba". En tren,
colectivo, o en lo que sea, todos los jóvenes formoseños
de 20 años, tenían la obligación de acudir
para el examen medico que determinaría su aptitud para el
Servicio Militar.
Las cuadras se acondicionaban como improvisados
consultorios y durante varios días, largas filas de jóvenes
iban de un lado a otro o simplemente esperaban su turno sentados
en alguna sombra. Hilario Gauto, estaba en uno de esos grupos, cuando
vio unos soldados en un escritorio y que se distinguían de
los otros por una vistosa boina roja.
Cuando pudo se acerco. Los soldados le explicaron
que estaban inscribiendo voluntarios para hacer el Servicio Militar
en Unidades Aerotransportadas. No entendió muy bien la cosa,
y entonces vino la aclaración: "-Queres hacer la colimba
como paracaidista?. Es en la Provincia de Córdoba".
Gauto, solo había salido de su casa, un
par de veces para ir a Formosa, Capital. Y el que siempre quiso
conocer otros lugares, sintió que era su oportunidad. Nada
menos que Córdoba!.
"-Y bueno, anotame chamigo!" Volvió
a su casa con un Apto A en la libreta de enrolamiento y una ilusión
en su corazón. A fines de enero le llego otro sobre. Esta
vez la convocatoria al Servicio, y una orden de pasaje a Córdoba
en....tren!
El viaje a Córdoba en tren era toda una
odisea , pero para Gauto fue un sueño cumplido. Se vio de
pronto en la entrada del Batallón de Comunicaciones 141 de
Córdoba, junto a muchachos de su edad de todo el País.
A las 6 de la mañana se abrieron los portones y luego de
separarlos por destinos los subieron a grandes camiones verdes.
Cuando arranco el del formoseño, se animo
a preguntar: "-Adónde vamos?."
"-Al Regimiento de Infantería Aerotransportado 2. Pero
no te apures muchacho, que ese va a ser tu hogar durante un año".
Le respondió el "colimba" viejo que los acompañaba.
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Pronto
se adapto a los duros primeros días del Servicio. Acostumbrado
al esfuerzo físico y los madrugones, callado y obediente,
empezó a destacarse en la instrucción o en los "bailes"
del orden cerrado. Los compañeros enseguida lo bautizaron
"Formosa". Se fue ganando también el afecto de
sus superiores.
Pero su popularidad alcanzo el máximo
cuando empezó la instrucción de paracaidismo. En
el lugar de instrucción, conocida como Plaza de Aparatos,
entre otras cosas había un fuselaje de avión cortado
y sostenido por una estructura a unos 8 metros del suelo. Tenia
los correajes y hacia de simulador de los saltos desde el avión.
Conocido como "El Bombi", era el lugar mas
temido para la instrucción. Muchos renunciaron, solo por
no animársele. Cuando fueron por primera vez, el Instructor
pregunto quien se atrevía a saltar primero.
Gauto levanto la mano sin dudar.
"-A ver "Formosa", al Bombi.
Sin temor alguno, pego el salto y simultáneamente le broto
del alma un estentóreo y largo sapucay, que resonó
en las sierras cordobesas.
Cuando llego al suelo, lo recibieron con un cerrado aplauso.
"-Grande Formosa !!".
Desde ese momento, el oficial instructor, cuando el grupo llegaba
al bombi ordenaba:
"-Soldado Gauto, Ud salta primero, pero si no pega el grito,
lo mando de vuelta!".
Hasta que llego el día del primer salto.
Luego de esa accidentada jornada para el formoseño, todo
fue pasando vertiginosamente: los sucesivos saltos con mayores
dificultades: de combate, nocturno, en campo abierto. Las interminables
guardias, las jinetas de dragoneante. La jura de la bandera; sin
dudas el momento mas sublime en la vida del "colimba".
El 9 de Julio con el esperado y practicado desfile. Los ejercicios
de combate y las salidas al terreno.
Y a partir de allí el tema excluyente
entre los soldados: la baja. "-Gauto; que vas a hacer cuando
te den la baja?." "-Mira chamigo, me voy derecho para
Formosa, antes quería viajar y conocer, pero extraño
mucho mi pago y mi gente."
"-Tanto te gusta tu Provincia?".
"-Y, si hermano, no me hallaría en otro lugar.
El Suboficial Principal, encargado de la Compañía,
quien ya estaba próximo a su retiro, y que se había
encariñado con Hilario, también se intereso:
"-Gauto, cuando te den la baja, no queres engancharte como
milico?. Con tus condiciones, en dos años sos cabo , tenés
asegurada una carrera, y vas a conocer muchos lugares de la Argentina,
como a vos te gusta.
"-Le agradezco mi Principal, pero ahora que estuve un año
lejos, ya tengo en claro lo que quiero hacer. Esto me gusta mucho,
cuando salía de franco aproveche para conocer lugares.
Todos son lindos, pero voy a volver a mi Formosa. No me veo viviendo
en otro lado.
Cuando llego el día de la primera baja,
Gauto se llevo el premio Pro-Patria al mejor soldado y el cariño
de todo el cuartel. Estaba entregando el equipo antes de irse
, cuando Principal le hablo: "- Mira "Formosa",
vos fuiste uno de los mejores soldados que tuve, por eso quiero
darte esto.
Le entrego la boina roja de su uniforme, emblema
de los paracaidistas. "- Conservala siempre con vos como
recuerdo de tu paso por el Servicio Militar". Vinieron después
los abrazos de despedida, las promesas de juntarse todos los años,
que casi nunca se cumplen, y la formación hasta la puerta
del Cuartel, por ultima vez.
Hilario Gauto se vio de pronto en el tren rumbo
a su Provincia; y cuando quiso acordarse estaba abriendo la tranquera
de su casa. Se estrecho en emocionado abrazo con su gente, Y en
ese momento comprendió que ya nunca mas se iría
de su querida Formosa.
El tiempo paso.
Ahora Hilario tiene su chacra propia, su mujer
y un puñado de hijos ya grandes; criados en la cultura
del trabajo honrado; algunos de los cuales le regalaron nietos,
que hacen aun mayor la felicidad de vivir en su tierra amada.
En una pared del comedor de su casita, tiene
colgado un cuadro con una amarillenta foto en blanco y negro sacada
el día del primer salto con sus compañeros. En ella,
la oración del paracaidista escrita al pie:" Con el
cuerpo confiado en la tela. Puesta el alma en las manos de Dios".
Al lado del cuadro, una boina roja, ya raída por el tiempo,
le recuerda todos los días su paso por la" Colimba"
, cuyas dificultades supero con entereza, y que le permitieron
comprender finalmente que no había un lugar mejor que su
Provincia.
Hilario Gauto. Formoseño de ley.-
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